Por: Diana López.
El 26 de septiembre del 2014, jóvenes estudiantes de la Escuela Norma Rural de Ayotzinapa, fueron desaparecidos en el municipio de Iguala por elementos de grupos criminales y con la anuencia del gobierno municipal de Guerrero. Al día de hoy hay una “verdad histórica” que nadie se cree, 111 detenidos presuntamente relacionados con los hechos, más de 40 familias que los buscan sin cesar, exigiendo justicia al gobierno.
Y una sola pregunta: ¿Dónde están?
Eran las cinco de la tarde, cuando un grupo de varias decenas de personas comenzaron a congregarse en la entrada al parque de Morales, en San Luis Potosí. Algunos portaban playeras de “Amnistía Internacional”, otros, cartulinas y lonas en referencia a los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.
“Ayotzinapa, cuna de la conciencia social”, rezaba la pancarta de una joven que esperaba el inicio de la marcha que culminaría en Plaza de Armas, frente al Palacio de Gobierno, mientras que otro contingente partiría de un conocido centro comercial en la Carretera Rioverde para unirse al primero. Dos marchas se harían una sola.
Poco a poco el grupo fue creciendo. No era muy extenso, pero al grito de inicio de partida bastó para hacer eco por toda la Avenida Carranza, donde transeúntes y automovilistas que circulaban por ahí, se unieron al grito de “¡Ayotzinapa vive, vive!”
El grupo fue aumentando conforme avanzaba. Jóvenes en pareja, grupos de amigos, estudiantes de la Facultad de Derecho, adultos y familias alzaron la voz a través de diferentes frases de protesta para resaltar que el país y el mundo sigue recordando no sólo a los 43 normalistas desaparecidos, sino a los más de 22 mil mexicanos de los que nunca se volvió a saber.
“¡Ayotzi, aguanta, San Luis ya se levanta!” manifestaban de vez en cuando los potosinos, mientras un par de jóvenes aprovecharon los postes de luz y algunos árboles para colocar hojas con imágenes referentes al tema, dejándolos como testigos de la inconformidad de un crimen del que el gobierno no ha dado explicaciones razonables ni relevantes.
Una camioneta con lonas a los costados y en la parte trasera, se unió a la protesta, resguardando junto con los elementos de la policía a los ciudadanos.
“Uno, dos, tres (…) Cuarenta y uno, cuarenta y dos, cuarenta y tres… ¡Justicia!”
Alrededor de las siete de la noche, la primera marcha arribaba a Plaza de Armas, entrando por la calle de Carranza, mientras la segunda se encontraba con ellos al llegar a dicha plaza. Ya no eran decenas de personas las que gritaban por el hartazgo de las nulas acciones del gobierno. Cientos de personas se encontraron para crear un solo contingente que se detuvo frente a Palacio de Gobierno, donde se hizo una breve reseña de los hechos ocurridos durante septiembre del año pasado, los intentos de las autoridades por esclarecer el asunto y hacer callar a las familias de los 43 estudiantes y las actividades que se llevarían a cabo tras la marcha potosina.
El número “43” se conformó de pequeñas veladoras situadas frente al edificio gubernamental, sin lograr encenderse debido al fuerte viento que en momentos se dejaba sentir en la capital potosina.
Por su parte, el grupo “Sombras del Partenón”, conformado por jóvenes del Cobach 19, presentó una obra de sátira en relación a las muertes de los normalistas y de miles de ciudadanos en el país. Criticaron el trabajo de los medios de comunicación y la ingenuidad del pueblo mexicano al consumir el “pan y circo” que fuerzas de seguridad, iglesia y gobierno obligan muchas veces a consumir.
Asimismo, integrantes de la organización “Amnistía Internacional” invitaron a sumarse a la firma de peticiones que se entregarán a Enrique Peña Nieto, exigiendo el esclarecimiento de los hechos, así como a escribir un mensaje en un “tendedero” donde figuras de papel colgaban con el nombre de cada uno de los jóvenes desaparecidos, mismos que se harán llegar a los padres de familia; frente a éstos, otras veladoras, resguardadas por un cubo de papel donde rezaban los nombres y fotografías de los 43, fueron prendidas, complementando la imagen y el cierre de una marcha más en el país, exigiendo justicia para las familias y castigo para los culpables.
El cielo de San Luis Potosí lucía nublado para la hora de cierre de este evento. Al filo de las nueve de la noche, grandes gotas de lluvia se dejaron sentir en el centro histórico de la ciudad, sin afectar el ánimo de los asistentes e integrantes de la marcha, que permanecieron en el lugar.
“Aquí no hay de otra”, comentaba una mujer a otra. “¡Fue el estado!”
Guerrero, México, Chiapas, Sinaloa, Veracruz, Guanajuato, Oaxaca, Aguascalientes y Michoacán son algunos de los estados donde se realizaron marchas de justicia. Pero el mundo tampoco olvida este hecho que empaña aún más la situación del país mexicano, ya que en Londres, Estados Unidos y hasta en Alemania, personas se congregaron en puntos importantes para expresar la suma de la solidaridad a las familias que desde hace un año buscan a sus hijos, y que constantemente declaran: “No descansaremos hasta encontrarlos” “¡Porque vivos se los llevaron, y vivos los queremos!”
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