Ciudad de México.- La migración mexicana hacia Estados Unidoscontinúa su tendencia hacia la baja iniciada desde 2008, pero en 2014, por vez primera en la historia, ha sido superada por la proveniente deCentroamérica. “El año pasado la Patrulla Fronteriza arrestó y deportó a 229 mil 178 mexicanos y a 257 mil 473 centroamericanos; de manera inédita los primeros representaron menos de 47% de las detenciones”.
Quien desgrana cifras y pasa revista a detalles esManuel Padilla Jr., dirigente de la Border Patrol en Tucson, y lo hace con conocimiento de causa. El sector que encabeza es el más estratégico de los 20 en que están divididas las fronteras estadounidenses (nueve en el sur, ocho en el norte y tres costeros).
Tucson cuenta con 20% del total de los agentes de la BP desplegados en todo Estados Unidos (4 mil 52 de un total de 20 mil 863 elementos), pero además desde 1998 es donde se realizan más arrestos de mexicanos sin documentos: en aquel año hubo más de 300 mil detenciones, en 2014, 68 mil 870.
A partir de ese año, San Diego y El Paso comenzaron a perder relevancia como principales puntos de cruce de la migración proveniente de este lado de la frontera, debido, principalmente, al reforzamiento de la vigilancia policiaca en esos sectores, lo que llevó a los migrantes a buscar rutas más riesgosas e inhóspitas para ingresar a Estados Unidos.
El agente George L. Treviño, originario de Matamoros, Tamaulipas, pero nacionalizado estadounidense, interviene para señalar que hoy el récord de arrestos ocurre en Mc Allen, Texas, donde se aprehendió a 256 mil 393 personas en 2014, pero aclara que 75% correspondió a centroamericanos, ya que ese sector representa la ruta más corta para quienes provienen de esa región del continente. Para dar cuenta del crecimiento de cruces por ese lugar, basta decir que en 2011 ocurrieron ahí 59 mil 243 arrestos, un poco más de 15% del total correspondiente a ese año. En cambio, en 2014, en Mc Allen fueron aprehendidos alrededor de 55% de todos los migrantes deportados.
Padilla Jr., por su parte, recuerda que la cifra récord de arrestos en general fue en el año 2000 cuando se deportó a un millón 676 mil 438 migrantes, un millón 636 mil 883 mexicanos y el resto (39 mil 555) de otras nacionalidades.
A partir de ese año, agrega, la cifra de aprehensiones tuvo altibajos y comenzó a descender en 2008, pero fue en 2011 cuando “tocó fondo” con 340 mil 252 casos (286 mil mexicanos y 54 mil 98 de otras nacionalidades), para después iniciar un ascenso moderado: 486 mil 651 detenciones, el año pasado, pero 53% correspondieron a centroamericanos.
Para Treviño, el histórico descenso en el número de aprehensiones se encuentra relacionado con lo que califica como “el perfeccionamiento” de los recursos tecnológicos y el incremento en el número de los agentes de la BP, pero sobre todo al endurecimiento de la política migratoria a partir de 2004, cuando se estableció el llamado sistema de consecuencias.
Treviño afirmó que antes de ese año, los migrantes eran detenidos y eran regresados a México voluntariamente. Ahora, cada vez que una persona es detenida, es procesada y fichada. “La primera vez que una persona es deportada no puede aplicar por una visa durante cinco años, en un segundo arresto el periodo aumenta a 20. Por reincidencia pueden incluso alcanzar cargos criminales. Antes de 2004, había veces que deteníamos a una misma persona dos o tres veces en el mismo turno”.
Desde la academia, Javier Urbano, coordinador del Programa de Asuntos Migratorios de la Universidad Iberoamericana, confirma que “la baja en la movilidad migratoria mexicana” es consecuencia del endurecimiento de los mecanismos de control y contención en la frontera con EU, pero explica que el incremento de los arrestos a centroamericanos se debe al desplazamiento masivo generado por violencia, pobreza y exclusión, problemas endémicos en esas naciones.
Subraya que aunque en México la situación económica y de violencia no sea mucho mejor, el fenómeno que produce este tipo de problemas no corresponde totalmente al de la migración hacia Estados Unidos, sino al de los desplazamientos regionales. “Los mexicanos ya no se están yendo a otro país, sino a otros estados. El caso San Quintín lo ejemplifica”.
Sin embargo, el especialista no pone en duda que a partir de la recuperación de ciertos mercados económicos en Estados Unidos podría haber nuevamente un alza de la demanda de migrantes. “La migración mexicana, particularmente la indocumentada, va en mucha sincronía con el nivel de demanda de mano de obra norteamericana. La baja de los flujos migratorios es coyuntural y no estructural. Estructuralmente esta mano de obra sigue siendo una parte importante de la economía de aquel país”. Con información de Miguel Bonilla / Clínica de Periodismo
El Universal