Frater Ignatius
El apellido ya de por sí es exótico. La paradoja entra en pleno cuando nos damos cuenta que el matemático más famoso del mundo y más influyente en el siglo XX, con aportaciones en distintas áreas de las matemáticas como: teoría de conjuntos, el álgebra, la topología, las funciones, la integración, funciones de variable real, álgebra conmutativa, grupos y álgebras de Lie, teorías espectrales (estructura de operadores en ciertos espacios matemáticos), resulta que nunca existió.
Un grupo de insignes matemáticos franceses decidió dar vida al matemático poldavo y por medio del personaje crear un andamiaje en varias áreas de las matemáticas que pudiera funcionar como una especie de estructura que explicara gran parte de la disciplina. Se puede afirmar que tal estructura inamovible y en forma de árbol no pudo jamás realizarse, sino más bien una especie de rizoma que alimenta varios campos fértiles de las matemáticas.
Entre los miembros fundadores del grupo secreto se encontraban los brillantes matemáticos Henri Cartan, Jean Coulomb, Jean Desalrte, Claude Chevalley, Jean Dieudonné, Charles Ehresmann, René de Possel, Szolem Mandelbrojt, y tal vez el más importante, André Weil, hermano de Simone Weil, conocida filósofa judía.
Los miembros de este grupo secreto tenían la convicción de que los matemáticos más viejos se aferraban innecesariamente a las antiguas prácticas. Por tal razón, cualquier miembro del grupo tenía que abandonarlo a la edad de cincuenta años.
Mucha de la nomenclatura actual del lenguaje matemático se lo debemos a esta especie de cofradía cuyo hilo conductor era el producir unas matemáticas que revolucionaran toda la ciencia. Estaban totalmente abiertos a las ideas e incluso a vociferar entre ellos y a vetar si fuese necesario algo que transgrediera ciertas reglas.
Tuvieron un éxito rotundo en cuanto a la aceptación de la obra que crearon. Una buena parte de la comunidad matemática adquiría sus volúmenes de libros profusamente ilustrados con una terminología que en gran parte era novedosa y que retaba a muchos a crear más matemáticas. Por otro lado, este nombre griego de un militar francés es el antecedente de las futuras colaboraciones de matemáticos de nivel profesional. Aunque el aliento inicial murió en los años setenta, aún hay un seminario Bourbaki, donde cada año se exponen los principales avances de la matemática,
Su Elementos de la matemática son toda una lección axiomática y lógica de la pretensión de crear un árbol conciso y claro de toda la disciplina. Se pretendía obtener un bloque único dado por una estructura en el sentido de un conjunto con operaciones y relaciones, es decir, objetos matemáticos que de cierta manera se unen o relacionan con todo el conjunto, facilitando una visión general, obteniendo así un significado preciso.
Una sinopsis precisa de todo este monumental trabajo, lo podemos ver en Wikipedia. También se pueden adquirir las obras al francés o al español.
El sueño que desgraciadamente no logró Bourbaki fue precisamente obtener ese árbol interrelacionado, preciso, objetivo, sin fisuras. Empero, se logró algo más fundamental que es el imponer un rigor nunca antes visto en esta labor que se acerca al arte.