CAJA NEGRA

Sin debate ni deliberación alguna galardonan al rector de la UASLP.

En el dictamen de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología del Congreso del Estado no hay dato alguno que suponga el desarrollo de un debate antes de decidir dar a Manuel Fermín Villar Rubio, la Presea al Mérito Plan de San Luis 2015.

El dictamen de nueve cuartillas no aclara quién de los integrantes de esa Comisión propuso, de entre los nueve aspirantes, al rector de la Universidad.

Tampoco se aclara si alguno de los diputados de esa Comisión hizo una propuesta a favor de otro de los registrados. Eso despierta una duda razonable en el sentido de que la presea para el rector “ya venía planchada” y que por tanto, no era necesario discutir ni revisar nada.

El dictamen es tan ambiguo que según consta en el documento, cualquiera de los nueve podría haber ganado, pero no explica porqué ganó Villar Rubio.

El diez de agosto cuando el pleno entregue la Presea tampoco se aclarará nada, pues al tratarse de una sesión solemne no hay debate. Se votará y ya.

La fracción sexta del dictamen es un monumento al lenguaje cantinflesco:

“Que al revisar el curriculum vitae y documentales de las candidaturas, se advierte que todas ellas son de gran valía por las aportaciones y contribuciones realizadas en beneficio de la sociedad potosina, llegándose a la plena convicción que todos los aspirantes son dignos merecedores de un estímulo de esta naturaleza.

Empero, con base en su trayectoria, experiencia, honores, cargos, trabajos realizados, y demás datos biográficos, esta dictaminadora determinó proponer el pleno de este Congreso Constitucional, al Arquitecto Manuel Fermín Villar Rubio, como la persona merecedora de la Presea al Merito Plan de San Luis, en su edición 2015; sin que este hecho demerite el merecimiento de quienes no resultaron electos”.

Es decir que a juicio de los diputados de esa Comisión, cualquiera de los registrados merecía la distinción, pero como ellos son los que toman la decisión, pues determinaron favorecer al rector de la UASLP.

O sea: Elías Naiff Chessani la merecía tanto como Villar Rubio, pero los diputados levantaron el dedo a favor de Villar Rubio, aunque por ejemplo, no se defina porque a Naiff Chessani, no. De la Maza, Puente, Gutiérrez, Rodríguez y los demás se la merecían también, pero los diputados de la Comisión consideraron innecesario aclarar porque a ellos tampoco y sí a Villar.

Para quienes piensen desde ahora registrar candidaturas para la edición 2016 de esa Presea, no olviden que mientras más voluminoso sea el curriculum, mejor. Eso es lo que importa, más si se trata de la burocracia política que es prima hermana de la educativa y universitaria.

Ganar un premio por cargos obtenidos a destajo y como resultado de las redes de poner universitarias puede ser merito suficiente. No cualquiera tiene el privilegio de formar parte de los grupos de poder universitario y menos aún, de los que tienen el control desde la rectoría.

Cada premiado tiene sus particularidades y por eso se les puede recordar, por ejemplo, a Socorro Rivera Sierra, brigadista voluntaria de la Cruz Roja la distinguieron con la presea por haber salvado una y muchas vidas más. El rector ya tendrá en su currículum un nuevo logro: haber obtenido la misma presea que “Coquito”.

Ahora se podrá preguntar sin rubor alguno: ¿En qué se parecen Graciano Sánchez Romo, Jesús Silva Herzog, Francisco Martínez de la Vega y Manuel Fermín Villar Rubio?

Para un diputado la respuesta es sencilla: El rector de la UASLP se parece a esos ilustres potosinos por sus logros, méritos, contribuciones y aportaciones a la sociedad, pero sobre todo, por su gran valía.

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