CAJA NEGRA

La crisis municipal se llama Mario García.

 

Desatinado como siempre, Mario García dijo hace unos días que el ayuntamiento capitalino enfrenta la crisis (económica, política y administrativa, pero también de credibilidad y desconfianza) más severa de su historia. Tiene razón: Él, Mario García, es la peor crisis que le pudo suceder a la ciudad de San Luis Potosí. La crisis de la capital tiene nombre y apellidos: Mario García Valdéz.

Es además, la más grande de las decepciones políticas de que se tenga antecedente en años recientes: se espera el surgimiento de un figurón y lo que salió de la chistera fue un bufón.

A unas semanas de dejar el cargo, Mario García admitió el contundente fracaso de su gestión municipal: ni resolvió nada ni hizo nada en tres años que los capitalinos lamentan como si se tratase de una catástrofe o un cataclismo.

El periodista Eduardo Delgado le preguntó a boca de jarro si siente fracasado luego de tener al ayuntamiento hundido. El ex rector con la cachaza de un rinoceronte africano dijo que “nombre, por favor”. Ausencia total de pensamiento político intelectual, ausencia plena de ingenio, es la mera respuesta de quien no tiene idea del problema en que está metido.

El primero de octubre entregará la alcaldía a Ricardo Gallardo y junto con ella, problemas tan graves como una deuda pública de mil 109 millones de pesos, adeudos de corto y mediano plazo, adeudos con proveedores y una larga lista de pendientes aplazados y de obras a medias.

En su tono irresponsablemente desenfadado, García ser cura en salud al afirmar que el asunto de la deuda se lo heredaron y que no es de su incumbencia, pero se equivoca de plano, pues él fue quien inició el hilo de impunidad a favor de Victoria Labastida y colaboradores de la priísta.

El aún alcalde García tiene la elevada responsabilidad política y si se quiere hasta legal, por no haber hecho nada por sancionar a quienes saquearon las arcas públicas. Es tan grave su responsabilidad que García no es prácticamente nada, no es nadie en la escena política y probablemente pronto vaya a necesitar asesoría de algún despacho jurídico con cierta reputación.

Le aseguró a Astrolabio Noticias que no se robó nada y que sus tres años de alcalde no son una sepultura, pero de nuevo se equivoca escandalosamente: encubrir y ser omiso es corrupción y eso es un delito. Se equivoca, políticamente está muerto desde hace mucho, pero como en la película Sexto Sentido, no se ha dado cuenta.

De hecho, debe haber por encima de palacio municipal zopilotes haciendo giros en el cielo en espera del primero de octubre. La posibilidad de que Juan Manuel Carreras invite a Mario García a colaborar en el gobierno es tan remota, que sería más probable que un diputado renuncie a su dieta.

En su primer discurso como presidente municipal hace ya tres años, Mario García se comprometió a que investigaría y castigaría a quien tuviera alguna responsabilidad en el endeudamiento de la hacienda municipal: caiga quien caiga, dijo, pero no habrá impunidad.

Eso dijo y por supuesto, tales bravuconerías se las fue tragando durante todos los días de su administración. Ni quería no podía hacer nada.

García por tanto, se equivoca cuando dice que deja un municipio con fianzas sanas, decir eso es un acto de cinismo sin medida.

Ha mostrado ser de esos políticos de medio pelo que se cree sus mentiras y las dice tan convencido que a su vez cree que todos lo creen y que incluso, por ello le quieren.

 De hecho, ha habido en la capital administraciones municipales pésimas y mediocres, grises y corruptas, ineficientes, anárquicas, desordenadas; administraciones sin pies ni cabeza, otras falsas y demagógicas, pero también otras omisas e irresponsables. El gobierno de Mario García reúne todo eso, pocos gobiernos como el de él había sido tan malos.

No solo estamos ante una administración fracasada sino también ante un alcalde fracasado y un político convertido en fracaso de si mismo. Su corazoncito que algún día latía por ser gobernador políticamente ha tenido un infarto.

 

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