CAJA NEGRA

Albricias: El último informe del gobernar a cinco días de distancia

 

Esta es la semana del informe, la semana del último informe de Fernando Toranzo Fernández. Nunca como ahora es pertinente aquello de que hay que aprender de los errores para no volver a repetirlos, aprender de lo que se hizo mal para hacerlo mejor y, sobre todo, sacar lección de lo que se pudo y no se quiso hacer.

 

El gobierno de Toranzo es la suma de esas tres vertientes de lo que debió ser y no fue, de lo que se esperaba y no fue y de lo que prometió y nunca cumplió. Es justo entonces, recordar en el contexto del sexto informe de gobierno que, las más de las veces, los gobernantes son recordados no por lo que hicieron sino por lo que dejaron de hacer.

 

A Carlos Jonguitud, por ejemplo, se le recuerda por una obra pública que sigue presente en San Luis Potosí. Se le recuerda porque sus obras son utilizadas por cientos de miles de personas y eso es lo que al final importa con independencia de si era un tipo con clase o un líder sindical corrupto y corriente. Al maestro se le recuerda.

 

Incluso a Marcelo de los Santos se le puede ubicar en la memoria por la obra pública en la entidad y en la ciudad. No se le debe acotar por la deuda pública puesto que en todo caso las obras ahí están, es más, en una de ellas, el gobernador electo, Juan Manuel Carreras tomará posesión como ejecutivo del estado.

 

A diferencia de ellos, difícilmente se podrá recordar a Fernando Toranzo por algo que haya hecho y que pueda perdurar y que pueda ser reconocido por una sociedad agradecida. Este espacio hace un intento por ubicar las diez obras más importantes del sexenio y no las encuentra, así que rebobina y pretende hacer el listado de las tres obras más relevantes por su dimensión y alcance social y tampoco, así que este espacio se afana en seleccionar la única y más trascendente obra del Toranzato y perdón, pero no hay ninguna.

 

La obra pública en el sexenio fue tan menor que no es posible designar una, una que pudiera ser el sello del gobierno. Gobierno de pequeñeces, el de Toranzo decidió hacer muchas obras, cientos, miles de obras tan modestas como humildes pero con un supuesto impacto social.

 

Esa estrategia se traduce con el simplismo de la aspirina para el desahuciado que lejos de levantarse no tiene otro futuro sino terminar postrado.

 

La obra pública fue mínima en cuanto al ejercicio de los recursos propios y debió cobijarse a la sombra de la obra federal y en muchos casos, a los convenios con federación, estado y municipios. Lo destinado a la obra pública de manera directa por el gobierno de Toranzo no alcanzó el cinco por ciento de su presupuesto anual: todo eran convenios y programas federales con recursos etiquetados.

 

En sus primeros años de gobierno, Toranzo iba a la cámara de diputado a pedir más presupuesto para San Luis y en ausencia de proyectos ejecutivos viables, terminaba por pedir limosna, “ahí lo que se pueda”.

 

Del gobierno de Toranzo nunca fue audaz en la búsqueda de recursos, no se caracterizó por competir a fondo con otras entidades federativas y tampoco privilegió el buen trato con funcionarios federales ni cuando estaba el PAN ni cuando regresaron los del PRI.

 

Mientras San Luis Potosí recibía migajas, estados potentes y con profesionales de la gestión y cabildeo, se quedaban con los recursos ya fuera Jalisco, Guanajuato, Estado de México o Nuevo León.

 

A Toranzo le daba pavor hablar de San Luis Potosí, de sus necesidades y futuro porque nunca se preparó para gobernar.

 

Seguramente el gobernador electo estará muy atento al sexto informe de gobierno. Será importante que tome nota, que escriba apuntes y haga comentarios en una libreta. Con eso sabrá a que se atiene, pero si de fondo quiere saber cómo está San Luis, que investigue lo que no viene en el informe, quizá el gozo se vaya al pozo.

 

Por eso decíamos que de los errores, omisiones, fracasos o quebrantos siempre se obtiene algo, lo primero, que eso ya no se vuelva a repetir: nunca más un gobierno plañidero y quejumbroso, sino un gobierno optimista, emprendedor, audaz y comprometido con la sociedad.

 

En serio, nunca más otro doctor que no supo que significa ser gobernador.

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