Por: Antonio González Vázquez.
Hoy se cumplen 13 meses de la muerte de Diego González en el marco de las actividades del campamento de verano 2015 de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Un mes más y no hay ninguna novedad sino que se confirma el aura de impunidad que, desde el inicio, ha rodeado a la UASLP y a su rector, Manuel Fermín Villar Rubio.
13 meses y nada. 13 meses de espera, 13 meses de tardanza, 13 meses de pachorra burocrática, 13 meses de complicidad, 13 meses de cinismo universitario, 13 meses de tortuguismo ministerial.
El pasado 27 de julio, en declaraciones a reporteros de la fuente de la Procuraduría General de Justicia, Federico Garza Herrera prometió que “en menos de 30 días” el Ministerio Público resolverá sobre el caso.
Le quedan once días al procurador. No es la primera vez que incumple pues en ocasión previa ya había dicho que en un mes estaría la resolución. Le quedan once días, más vale que le apuren, bueno, si es que tienen algo de respeto por la víctima y sus angustiados padres.
No es suficiente pedir paciencia a quienes como cercanos a una víctima mortal, claman justicia. Lo que se merecen es eso, que se haga justicia para que ya Diego pueda descansar en paz.