CAJA NEGRA

Lo que puede suceder este domingo siete.

 

Mañana son las elecciones…y también juega la selección mexicana de fútbol con la de Brasil.

Mañana es siete de junio y no es precisamente el día, más importante de nuestras vidas. Ni remotamente lo es. De cualquier modo, uno quisiera que ésta vez los actores políticos en contienda honren el voto y que la voluntad ciudadana sea respetada.

Podrán suceder muchas cosas pero es de dudarse que vaya a ser un día de fiesta nacional o un día para la posteridad.

 Somos devotos a la especulación, a los chismes, a la rumorología y sobre todo, a dibujar escenarios de lo que puede pasar. A la luz de lo que vimos en los tres meses de campañas y en los largos meses anteriores cuando eran tiempos de grillas y destapes, creemos que pueden ocurrir unas cuantas cosas.

Como por ejemplo, las encuestas dan al PRI un triunfo arrollador en la elección federal para renovar la legislatura. Puede ser que las encuestas vuelvan a equivocarse y que el carro completo para el tricolor y sus aliados en la cámara, choque contra un muro de rechazo generalizado.

Sería un desastre para México que el partido del presidente más desacreditado de que se tenga memoria con apenas 32 por ciento de aprobación, pueda ganar la mayoría legislativa. La ciudadanía aún tiene mecanismos de defensa contra el tiranosaurio y las encuestas se volverán a equivocar.

Pensamos que este domingo los candidatos a gobernador se volverán a equivocar y que la gente, los electores, les darán la espalda con un rotundo y elevado abstencionismo, lo que a su vez se traducirá en un gobierno de nula legitimidad y apoyo social mínimo.

Después de enconadas posturas, de acusaciones mutuas, de amenazas y de linchamientos mediáticos, los partidos y sus candidatos velarán armas para que, una vez cerrada la jornada electoral, salgan a denunciar fraude, otro arrancarán con la fiesta sin tener resultados oficiales y muchos más amenazarán con tomar plazas y calles.

Es probable que quienes denunciaron una elección de estado y que veían violencia por todas partes, se traguen sus palabras y aplaudan la elección. No habrá manera de explicar cómo se gana una elección si por semanas denunciaron que había una elección de estado.

Por eso, no sería nada extraño que San Luis Potosí amanezca el lunes siete de junio con el riesgo de conflictos post electorales en la capital y varios municipios. Todos se han dicho ganadores y la derrota no les caerá nada bien.

Pensamos que el estado podría regresar a los tiempos de conflicto político como los de hace un par de décadas, hay varios candidatos muy belicosos en varios municipios, no son gente a la que le guste quedarse de brazos cruzados. Lo peor, es que el gobierno de Fernando Toranzo en plena etapa de desahucio no da visos de vida, lo que seguramente acrecentará una eventual crisis post electoral. Solo hay que voltear a ver el clima político de municipios de la Huasteca o de Matehuala donde todos los días ha habido ejecutados.

Lo que puede suceder este domingo es que caerá en cascada un voto de castigo contra el partido del gobernador y del presidente municipal de la capital y de la mayoría en el Congreso del Estado.

También puede suceder que los equipos de los candidatos con más dinero, saldrán a comprar sufragios al por mayor. Después habrá denuncias al respecto, pero como ha ocurrido en otras elecciones, no pasará nada, pues se podrá demostrar que el que denuncia la compra de votos, pues nada que también pompó.

Lo que seguramente sucederá, es que miles y miles de potosinos estarán profundamente indignados por la kilométrica ley seca de dos días. Luego de haber visto las campañas y escuchado a los candidatos, quizá habría que darle la razón a tal indignación de raíces etílicas, pues bien se podría decir que para votar por los candidatos contendientes habría que estar perdidamente borracho ¿O se puede ir a votar actualmente estando cada uno en sus cinco sentidos?

Seguramente saldrán los mapaches hasta por debajo de las piedras y no dejarán urna sana y salva, pero en México no puede haber elecciones sin mapaches, esa es ya una verdad inatacable.

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