La afortunada hija del amigo del gobernador
Mientras que en tono grandilocuente más propio de un héroe melodramático que de un estadista, el presidente Peña aseguró que el Estado Mexicano y la sociedad intentan domar a la humanidad para acabar con la corrupción, en San Luis Potosí la justicia hace favores a un gobernador encaprichado en convertir en comisionada de transparencia a la hija de un amigo.
De por si cuesta trabajo creerle al presidente.
Pero con actuaciones como la de un par de magistrados del Segundo Tribunal Colegiado del Noveno Circuito ni como conceder al menos el beneficio de la duda en cuanto a que se está construyendo en México un Gobierno Abierto. Por el contrario, la maquinaria de la corrupción funciona cada vez mejor.
Claudia Elizabeth Ávalos Cedillo es hija de Roberto Ávalos Carvajal, secretario de Salud y amigo eterno del gobernador. Amigo en serio, burócratas que siempre han abrevado de los mismos recursos públicos que se destinan al cuidado de la salud de los ciudadanos.
Como bien se sabe, Ávalos hija fue designada por el Congreso del Estado como integrante de la Comisión de Garantía de Acceso a la Información Pública. Cuando fue electa se podía ver desde muy lejos, casi desde la cortina de la presa El Peaje, la mano del gobernador impulsando a Ávalos hija: ella es la buena, mandó decir a los diputados.
Uno de los participantes al darse cuenta de que el proceso legislativo seguido tenía tanto apego a la ley como el respeto que tiene un policía a los derechos humanos, lo impugnó y consiguió que la justicia federal, en un inicio, le diera la razón y ordenase a los legisladores que repusieran el proceso.
Claro que eso no se podía quedar así, todo se hizo como se debía, pues se designó a la que ordenó el gobernador, para lo cual, se recurrió a lo que mejor saben hacer los diputados que hacen mayoría: levantar la mano para quedar bien o para luego cobrar el favor.
El Congreso y la propia Ávalos hija impugnaron la resolución y ahora resulta que les han dado la razón. O sea, primero todo estaba mal y ahora todo está bien. Que bonito ¿No?
Valga el ejemplo de tanta estulticia para ver con mirada de profundo pesimismo el surgimiento del Consejo Nacional de Transparencia, en cuya instalación el presidente Peña volvió a las andadas y decretó que la corrupción es un problema cultural, no solo de los mexicanos sino que es un fenómeno global.
A decir de Peña, el Estado, o sea él, está intentando “domar” a la corrupción y a su juicio, la sociedad lo está ayudando.
No hay que perder mucho el tiempo para saber que eso no ocurre y de ahí se cita el caso de la Comisionada Ávalos que, para ser Comisionada no necesitó de otra cosa sino ser la hija de un amigo fraterno del gobernador en turno.
Ni transparencia ni respeto a la ley, solo conflicto de intereses.
¿Por qué no buscó el cargo hasta que su padre y su amigo dejaran de ser secretario de Salud y Gobernador del Estado?
Claro, sin ese poderoso ábrete sésamo, no serpia ni remotamente lo mismo.
Que el Sistema Nacional Anti-corrupción, que el Consejo Nacional de Transparencia y bla-bla-bla.
La hija del amigo del gobernador fue ratificada como comisionada de Transparencia para que vigile que el gobernador que es amigo de ella y principalmente de su papa, cumpla con la Ley de Transparencia.
Ajá.