CAJA NEGRA

La arrogancia se viste con bata blanca de doctor.

Que Fernando Toranzo responda con jactancia que su gobierno ha superado “con mucho” al gobierno anterior, no deja de ser una muestra socarrona de la arrogancia y engreimiento que llegan a proyectar los políticos, sobre todo, cuando se trata de hablar de sí mismos.

Cuando se revisan las declaraciones del gobernador en donde afirmó con ligereza que hay resultados “inéditos” e “históricos” de su gestión, no puede uno sino lamentar que alguien considere logros “inéditos” cuando el 52 por ciento de los potosinos viven en la pobreza.

A políticos y gobernantes como Toranzo, se los puede topar uno en cualquier página de los periódicos, en los noticieros de la noche o en las redes sociales que inundan con cifras y datos de logros fantásticos. En cierto modo, eso se vuelve intolerable.

Se les puede ver hablando o caminando con una indiferencia pasmosa, como si el de ellos fuera otro mundo y no el desastre que han dejado durante sus años en el gobierno.

Así las cosas, Toranzo alardeó que superó al gobernador anterior (del cual, por cierto, ni vale la pena citar por su nombre) y uno se pregunta, no sin cierta preocupación, si de algún modo no es dable entender el entusiasmo y comportamiento irracional de algunos políticos. No es que los números tan fríos como dicen que son, lo afirmen, sino que se manipule a los números para que éstos digan lo que quien los citó quiere que digan.

El riesgo de hablar bien de sí mismo antes de que la ciudadanía lo haga, es que a quien sin autocrítica se proclama como el mejor, se le vea como un político de esos de los que surgen torrentes de ideas disparatadas que caen sin contemplación sobre la gente.

Como si el ciudadano fuera un imberbe, desinteresado, ignorante y absolutamente comprable con algo de publicidad como la que desde el gobierno le enderezan a la gente con ocasión del sexto informe de gobierno y de la gira del adiós del mandatario.

Si el gobernador habla de hechos comprobables acerca de que ha sido mejor su gobierno que el anterior, es porque esa clase de políticos se sienten eximidos de todo y van por la vida con aire despreocupado. A Toranzo no le sobra razón para sentirse así, pues lo sucederá en el cargo Juan Manuel Carreras López, camarada de partido.

Ante la arrogancia de Toranzo respecto de su sexenio, bien puede lanzarse una pregunta como ésta: ¿Algún día de los que restan de su administración, el gobernador tendrá uno de esos momentos de inusitada franqueza para aceptar lo que hizo mal, dejo de hacer u omitió?

Difícil esperar de un arranque de sinceridad que no vaya a más de allá de soy el mejor.

El ego alcanza a todos, aun a quienes levantaron aura de humildad y modestia, pero no porque uno se ufane de lo que hizo está para creerse: ocho de cada diez empleos creados en el sexenio se ubican en la zona centro del estado, de manera más precisa, en la capital y Villa de Reyes.

Los otros 56 municipios, bueno, pues allá su suerte.

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