Mediocres y tal pero los diputados federales potosinos recibirán dos millones de pesos por el término de su gestión.
Por si fuera necesario porque alguien no lo supiera, la mediocre actuación de senadores y diputados federales potosinos ha sido confirmada una vez más. Lo que es del conocimiento general por sentido común, en el sentido de que los legisladores sirven poco menos que para nada, al ser materia de estudio y análisis, adquiere grado de verdad irreprochable.
Durante la última década y como resultado positivo de la apertura a la información pública, la transparencia, la rendición de cuentas y el derecho de acceso a la información, los legisladores federales han sido sometidos a escrutinio permanente, ya sea por investigadores, organizaciones civiles, instituciones académicas e incluso por medios de comunicación.
El avance ha sido lento pero consistente en cuanto a la fiscalización social de sus representantes populares. Hace una década por ejemplo, se inició el seguimiento al trabajo de los diputados federales y senadores con la Lupa Legislativa y desde entonces, no paran las revisiones.
Una de las más recientes, la llevo a cabo Milenio Diario que, en un esfuerzo por la transparencia expuso durante meses y hasta antes de las elecciones, el trabajo legislativo por diputado, por entidad y por partido.
Astrolabio le presentó resultados de la revisión realizada por la plataforma www.atlaspoitico.com.mx. Es la revisión más reciente a los 500 diputados de la cámara baja, mismos que, por cierto, ya están por dejar el cargo en un par de meses.
En todos los casos, los resultados han sido similares en el fondo de la materia, es decir, de lo que hace y dejan de hacer los diputados federales.
Lo que hemos visto en esta revisión es más que desalentador, es una razón más para lamentarnos de la clase de políticos que tienen la representación social en cada distrito y entidad. Su desempeño deja mucho que desear en los cinco rubros de revisión que hizo Atlas Político.
Lo inexplicable y del todo extraño, es que varios de esos diputados hicieron campaña como candidatos a un nuevo cargo popular y para Ripley: ganaron.
Hay ejemplos notables de algunos priístas que hallaron el modo de saltar de un cargo a otro sin caerse del presupuesto. Angélica Martínez Cárdenas y Oscar Bautista Villegas fueron diputado locales en la LVIII Legislatura local, luego de fueron al paraíso de San Lázaro y ahora van a regresar al Congreso del Estado.
Lo inaudito es que la gente que habita sus distritos les haya dado su voto.
A Jorge Teherán la gente le dio el voto para ser alcalde de Ciudad Valles luego de su gris paso por la cámara baja, mientras que a Everardo Nava le dieron el voto para la alcaldía de Matehuala. En ambos casos su paso por el Congreso es para el olvido.
Pero en México se premia la mediocridad, es por ello que cada uno de los 500 diputados que están por finalizar su ejercicio se embolsarán nada más ni nada menos que dos millones de pesos, puesto que a su dieta final le sumarán su fondo de ahorro, su parte proporcional de aguinaldo y otros complementos.
Está para irse de espaldas.
Más aun si se considera que los diputados reciben mensualmente un bono de 115 mil pesos para asistencia ciudadana y 183 mil pesos para asistencia legislativa. Esos montos no requieren comprobación, o sea, los diputados federales se han gastado esa cantidad cada mes en lo que les ha dado la gana.
Que la sociedad cada vez esté más enterada de los excesos de los legisladores, de lo poco que producen y de lo mucho que ganan, hasta el momento ha sido insuficiente para que mejoren su actuación, sean más responsables y hasta austeros.
A los diputados no parece importarles que se sepa de lo poco que hacen, mientras reciban su dieta, sus bonos, sus boletos de avión, sus pases para pasar gratis las casetas en autopistas, los boletos de autobús, los servicios telefónicos y lo que se acumule, se podrá decir misa o les podrán llenar de vituperios, estar en el paraíso de San Lázaro es algo que no tiene precio.