El Gobierno Abierto como la transparencia y el derecho de acceso a la información buenas intenciones, pero solo en el discurso
Es costumbre ingrata de funcionarios federales o directivos de instituciones públicas que cuando vienen a San Luis, en lo primero que piensan es en quedar bien con el gobernador o quien es el anfitrión. Esa una costumbre maldita porque por lo general vienen a decir verdades a medias o falsedades completas. Lo que importa es quedar bien.
Eso ocurrió ayer a Ximena Puente de la Mora, presidenta del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos. Quedo bien, pero faltó a la transparencia y a la claridad.
De acuerdo con resultados de la última métrica realizada a fines del año pasado, San Luis Potosí se ubicó en el cuarto lugar a nivel nacional en materia de transparencia y acceso a la información, eso dijo, aunque no detalló la puntuación alcanzada o por lo menos, quien o quienes realizaron esa métrica. En este caso, la exactitud es fundamental para darle credibilidad.
Aquí unos datos para poner alto a la notable e inusual actitud optimista de la funcionaria federal invitada a la ceremonia protocolaria de la Declaración por un Gobierno Abierto.
En la Tasa de Incidencia de Corrupción, el INEGI ubica a San Luis Potosí en el lugar siete de los 32 estados, con 31 mil 940 casos por cada cien mil habitantes. La tasa nacional es de 24 mil 724 casos.
También, en la Tasa de ciudadanos que experimentaron algún caso de corrupción en al menos uno de los trámites que realizaron en dependencias de los tres niveles de gobierno, San Luis Potosí, es la entidad con la cifra más elevada con 17 mil 987 casos por cada cien mil habitantes. San Luis Potosí supera al Distrito Federal y al Estado de México, segundo y tercer lugar de ese indicador respectivamente.
En el rubro de la opacidad, el Índice de Información Presupuestal Estatal 2014 del Instituto Mexicano de la Competitividad, San Luis Potosí es el séptimo estado peor calificado en materia de acceso a la información pública.
Su calificación es del 56 por ciento y, forma parte de los doce peores estados calificados con una nota reprobatoria.
Se sabe que a mayor transparencia y mayor efectividad y rigor en la rendición de cuentas, menos corrupción, pero ese no es el caso de San Luis, de ahí que en los indicadores citados la posición del estado no sea precisamente la deseable.
Puente de la Mora hizo sentir muy bien al gobernador Toranzo durante la ceremonia, como quien dice, le doró la píldora y a los potosinos nos dio atole con el dedo. Esa especie de que San Luis es de avanzada nacional en transparencia es una vacilada propia del Día de los Santos Inocentes.
Veamos: los expedientes que contienen información pública sobre los beneficios económicos y fiscales a detalle, la cesión de terrenos para BMW tienen clasificación de información reservada, igual que se hizo en su momento con General Motors.
En el colmo, tienen clasificación de reserva las actas de la Comisión Gasto-Financiamiento de Gobierno del Estado, los expedientes de denuncia contra policías por abuso y violación a derechos humanos, los resultados de exámenes derivados de los procesos de control y confianza.
Cualquier revisión a la información que de oficio, debe hacer pública el Gobierno del Estado, tendría una calificación reprobatoria, sin embargo, la CEGAIP le dio una calificación casi de diez.
El asunto del Gobierno Abierto es de fundamental importancia para lograr inhibir o al menos reducir los casos de corrupción así como para que los ciudadanos accedan sin tantas trabas a la información, pero da la impresión de que todo se queda en el discurso, en la narrativa oficial que lo toma como bandera política.
El mismo evento de ayer en San Luis, se realizó hace unas semanas en la ciudad de México pero con el presidente Enrique Peña, quien como Toranzo, aseguraron encabezar gobierno democráticos y comprometidos con la transparencia.
Pero los hechos desbordan esos actos de simulación. Luego de cinco meses aun no se sabe nada del conflicto de intereses de la Casa Blanca del presidente, clasificaron como información reservada datos de Tlatlaya entre otros casos.
Es decir, es lo mismo. Los políticos se dan golpes de pecho con la transparencia, la apertura a la información y todo eso, pero eso no va más allá de los discursos y de ceremonias tan cursis como innecesarias como la celebrada ayer en el Centro Cultural Bicentenario.