Vivir en México es un peligro para las mujeres.
En 2014, la Tasa de Homicidios de Mujeres en el mundo fue de 2.7 por cada cien mil mujeres, pero en México esa Tasa fue de 4.7. Para la mujer, vivir en México es un riesgo mayor.
Según el Observatorio Ciudadano Nacional sobre Feminicidio de México, este crimen consiste en el asesinato de mujeres por parte de hombres que las matan por el hecho de ser mujeres: por misoginia y por sexismo de hombres que sienten que son superiores y que tienen derecho de terminar con sus vidas.
“Entre 2012 y 2013 documentamos 3.892 mujeres asesinadas en todo el país. De estos homicidios sólo 613 fueron investigados como feminicidios”, dijo a la AFP María de la Luz Estrada, coordinadora del Observatorio mexicano.
Eso quiere decir, para vergüenza del sistema de procuración de justicia, que únicamente el 15.75 por ciento de los casos documentados y que peor aún, apenas en 1.6 por ciento de éstos se atrapó a alguien, se le presentó ante un juez y éste dictó sentencia.
Ese Observatorio, considera que dicho porcentaje revela que la autoridad no está investigando realmente los casos o no se están realizando las pesquisas y las acciones necesarias para atender estos homicidios, lo que manda un mensaje de que los delitos pueden cometerse y quedarán impunes.
Información de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y de la Comisión de Derechos Humanos, Equidad y Género del Congreso del Estado revelan que en San Luis Potosí hubo entre 2003 y 2013, 203 feminicidios y 109 asesinatos de mujeres.
Tan grave como en el caso de la eficacia nacional, en San Luis Potosí el año pasado se abrieron o iniciaron trece averiguaciones previas por crímenes contra mujeres y de éstas, solamente nueve hubo nueve detenciones sin que en ningún caso se haya concretado en la sentencia.
Traemos a colación estos datos porque en el caso de Karla Pontigo, a casi tres años de su muerte, la Procuraduría General de Justicia ha sido incapaz de encontrar las causas reales del crimen, no tiene detenidos ni mucho menos consignados, pero lo más grave, ni siquiera durante sus presuntas investigaciones, tendió como línea de investigación el feminicidio.
Colocaron el caso en la línea del accidente y al final del homicidio culposo, dejando de lado la probable causa real de que Karla fue asesinada por el hecho de ser mujer.
La explicación a que la Procuraduría no sepa cómo actuar frente a la escena del crimen de una mujer es muy simple: no cuenta con protocolo de investigación de homicidios, como si se cuenta en otras entidades.
Recientemente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación atrajo el caso de Karla y de ello se espera una resolución que pueda sentar precedente a nivel nacional, pues se obligaría a los estados a que sus procuradurías cuenten con personal especializado y protocolos eficientes para atender los casos que se presente.
Pero también es importante lo que vaya a resolver la Corte obligará a los órganos del poder judicial de cada estado a ser más cautos, responsables y respetuosos de las víctimas y de las leyes. No podrán dejar pasar casos por considerarlos de importancia menor, eso, para magistrados que se supone administran y dan justicia, es una vergüenza.