El Viernes de Dolores fue en sentido estricto, un viernes de dolores para una entidad agobiada por la violencia y el crimen. A plena luz del día y en una de las avenidas más importantes de la ciudad, se enfrentaron delincuentes y policías con saldo de un muerto y tres heridos, más dos presuntos criminales fugados.
Pero no hay problema, al fin y al cabo que los delincuentes no son de San Luis sino probablemente de Tamaulipas o de Zacatecas. ¡Uff!! que alivio.
De ese modo, el gobierno estatal simplificó el suceso violento de la avenida Himno Nacional frente a una institución bancaria.
Federico Garza Herrera se queda corto con su pobre pretexto de que eran criminales de otra entidad que llegan a San Luis, delinquen y luego huyen, pues el gobernador Juan Manuel Carreras no solo minimizó el hecho sino que prometió que no se van a bajar las manos en materia de seguridad.
El problema es que no se ven resultados. Se inició un programa especial para cuidar las fronteras del estado a fin de evitar que entren delincuentes, pero resulta que si entran y si delinquen. Vaya operativos tan vulnerables como ineficientes.
Los delitos al parecer se pueden cometer en cualquier momento y en perjuicio de cualquiera, es decir, en San Luis Potosí cualquiera puede ser víctima de un momento a otro y la autoridad saldrá a decir que no hay problema, que la inseguridad no es grave, que la delincuencia no ha rebasado a la autoridad o que seguiremos trabajando por la seguridad de todos, lo cual, por cierto, cada vez cree menos la gente.
Y si la seguridad pública falla, la procuración de justicia está aún peor y el caso de Diana que publica Astrolabio es contundente e incontestable. Una víctima de un delito va a la Procuraduría a presentar denuncia pero no se la reciben y para ello ponen cualquier pretexto.
Diana y su padre llegaron de la comunidad de la Campana del municipio de Mexquitic porque fue agredida y le provocaron lesiones. Al ver a Diana y a su padre, de aspecto humilde, los burócratas de la Procuraduría simplemente no les hicieron caso y los obligaron a regresar varias ocasiones a la dependencia, como si ir de Mexquitic a la Procuraduría fuera sencillo.
La chica fue golpeada del rostro y era necesario que lo viera el Ministerio Público y que el legista diera fe de las lesiones, pero no les atendieron, le pidieron que se tomara fotografías de la cara para que eso luego fuera prueba de que la golpearon. De esa forma trabaja la gente al servicio de Federico Garza.
Por cierto, el suplicio de Diana y su padre empezó desde la puerta de entrada a la Procuraduría donde un sujeto interroga como si fuera juez a quien quiera que vaya a presentar denuncia. Por eso nadie se atreve a denunciar los delitos.
Patético, la inseguridad rampante y la procuración de justicia más inhumana que nunca, felicidades doctor Carreras, si eso ha logrado en apenas en seis meses, habrá que temer lo que pasará en el sexenio.