Por Antonio González Vázquez
Eliminar el fuero del que gozan los servidores públicos ha sido una demanda añeja de una sociedad harta de funcionarios corruptos, también presuntos delincuentes en todo tipo de modalidades delictivas.
Por mucho tiempo, la sociedad ha sido víctima del permanente abuso de toda suerte de servidores públicos que a la sombra de un cargo, incurren en excesos, violaciones a la ley y sobre todo, en la violación a los derechos de los ciudadanos.
El fuero ha venido a proteger a verdaderos delincuentes que gozan de impunidad por el cargo que ostentan. Muchos van de un cargo a otro y pareciera que tienen el fuero a perpetuidad.
La ciudadanía ha ejercido tal presión sobre los diputados locales, que éstos no han tenido alternativa sino avanzar en un tema que siempre mantenían congelado: ayer en comisiones se aprobó la serie de reformas constitucionales para eliminar el fuero a los servidores públicos de los tres niveles de gobierno, ayuntamientos y organismos autónomos descentralizados.
Desde que se destapó la corrupción en el caso Panavi y luego el de los moches de los diputados y personal de la Auditoría Superior del Estado, un importante sector de la sociedad dejo la indiferencia y se sumó a la exigencia.
Días y semanas de críticas directas en contra de los diputados, manifestaciones, bloqueos, plantones, consignas y desplegados han empezado a rendir frutos.
Primero se logró que el alcalde Ricardo Gallardo diera marcha atrás a la privatización del alumbrado público con Panavi, luego, los diputados de los moches solicitaron licencia, solo falta el más cara dura de los cuatro, Manuel Barrera; pero también renunció el auditor superior, así como una docena de sus operadores.
Si los ciudadanos exigen y muestran músculo y fuerza, los políticos no aguantarán la presión.
Pero hay que ser un poco escépticos: el dictamen debe ser llevado al pleno y eso no deberá llevarse más de una semana.
Luego, cuando el fuero ya no exista, entonces habrá que abrir las investigaciones que hagan falta respecto de muchos casos que se mantienen enterrados, pero empezando por el de Panavi y el de los moches.
Hay que tener cuidado con los diputados, hay varios que ya se andan colgando medallitas y otros que ya hasta tienen lema para las campañas de reelección gracias a la eliminación del fuero.
No hay mucho que pensar, de la legislatura tal vez una diputada y algún diputado se salvan, el resto son nada y no se diferencian de los que tienen ahora licencia, ejemplo de estos es Manuel Barrera cuya presencia en la mesa directiva del Congreso deslegitima acciones como la eliminación del fuero.