Por Antonio González Vázquez
Una sombra de duda se cierne sobre la memoria de Diego y el reclamo de justicia que mantiene su familia desde hace más de 13 meses. La averiguación previa del caso fue consignada al Juzgado VIII del Ramo Penal donde el juzgado va a “analizar” si tiene “competencia” o no para atender el asunto.
Es decir, lo que hace unos días parecía un avance a favor de resolver el caso de la muerte del menor en el campamento de verano de la Universidad Autónoma de San Luis, se torna hoy en probable dilación.
El juzgador, luego de que “revise” si le toca a él tal asunto, decidirá si lo recibe para dar entrada al fondo del asunto que le consignó el Ministerio Público y que traería como consecuencia probables responsabilidades de personal de la UASLP.
Pero en caso de que el juez por alguna razón defina que a su Juzgado no le compete, el expediente consignado sería turnado a Santa María del Río, toda vez que ahí le correspondería el caso ya que la muerte de Diego tuvo lugar en Villa de Reyes.
Cómo se podrá apreciar, el asunto tiene facha de estrategia dilatoria para continuar dándola al caso de Diego.
De ir a Santa María, el caso estará en manos ni más ni menos que con el beneficiario del nepotismo del presidente del Supremo Tribunal de Justicia, es decir, con el juez Luis Fernando Gerardo Cervantes, vástago de Luis Fernando Gerardo González.
La pregunta es ¿Por qué el Ministerio Público no consignó al juzgado correcto para evitar más tardanza?
Algo parecido, aunque no igual, sucede con el caso de los estudiantes del Colegio de Bachilleres muertos en trágico accidente. Sus deudos de Tancanhuitz mantienen una tenaz lucha por su derecho a que se conozca la verdad. El conductor del camión que provocó el accidente está detenido pero puede salir libre y los maestros que estaban a cargo de los estudiantes y los dejaron solos en la carretera, no han sido requeridos para responder a la pregunta más insistente: ¿Por qué se adelantaron y los dejaron solos?, ¿Por qué, sabiendo que hubo un accidente y no veían a sus alumnos, no regresaron el camino andado a buscar a los jóvenes?
El Procurador Federico Garza se había comprometido con los padres de los estudiantes a que los visitaría la semana anterior en Tancanhuitz, pero no fue. El tiempo pasa y los deudos no pueden superar su dolor porque creen que hay cosas que no se han analizado y hay responsabilidades que no se han sancionado.
Debería recordar el procurador Garza que justicia tardía no es justicia. Se supone que eso lo sabe ya, por eso no se explica tanta dilación en estos dos casos. Tan sencillo que es llamar a declarar a los maestros que acompañaban en el viaje a los estudiantes y preguntarles cuantas veces sea necesario, ¿Por qué dejaron solos a sus alumnos? ¿Qué no estaban bajo su cuidado y atención?