Caja Negra: Doña Alicia

 

Alicia Alvarado Martínez es una potosina que ha hecho del servicio público algo digno y noble. Ha cumplido 40 años de servicio como secretaria en el Congreso del Estado, donde se le respeta, no porque llevar tantos años entre diputados tan ignorantes como soberbios e incluso, deschavetados, sino por ser tan servicial, leal y especialmente bondadosa. Si “Lichita” fuera la vara para medir a los diputados que ella ha visto en cuatro décadas, con toda seguridad, les quedaría grande a todos.

Astrolabio Digital publica una amplia entrevista con doña Alicia en la que cuenta la historia de su vida y la del mismo poder legislativo. El perfil escrito por el periodista Eduardo Delgado no tiene desperdicio. Léalo porque además de conocerla a ella, conocerá la clase de políticos que han pasado por el Congreso.

Tan trabajadora es que hasta se puede sospechar que no es burócrata. De hecho, resulta sorprendente que después de tanto convivir con los diputados, mantenga íntegra su honestidad y los mejores valores de una mujer que ha hecho del trabajo su proyecto de vida.

Sirva el ejemplo de “Lichita” para colocar a los servidores públicos en  el peldaño que realmente ocupan, el de la mediocridad. Hubo un tiempo en que ella y una que otra secretaria hacían todo el trabajo del legislativo, se pasaba la noche escribiendo dictámenes, tomando dictados, revisando los proyectos de iniciativas y leyes. Ella junto con otras y otros, se quedaban a trabajar porque tenían compromiso y hacían lo que les gustaba porque sabían que era importante para San Luis.

Pero esa no ha sido la conducta de decenas de diputados que han pasado por el legislativo como verdaderos zánganos. Si algunos hubieran tenido la vocación de servicio que mantiene doña Alicia, la imagen del Congreso no andaría por los suelos como está al día de hoy.

Una potosina esforzada y comprometida, referente obligada para todos los trabajadores del poder legislativo al paso de los años, doña Alicia defendió a sus compañeras de los excesos de tanto diputado simplón.

El servicio público necesita de trabajadores como ella, pero más necesita de servidores públicos como ella, que a la gente no le enseñan una doble cara. Quienes van a una oficina pública merecen ser bien tratados, con atingencia y respeto, eso lo ha hecho Lichita los últimos 40 años.

Que sean pues, muchos más.

 

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