El acosador sexual del Museo del Ferrocarril, Rodolfo Ariel Acevedo Oliva ya fue cesado como consecuencia de las acusaciones que, en su contra, pesan por parte de mujeres que lo han denunciado por acoso sexual. Tras años y meses de gozar de la impunidad de los gobiernos de Fernando Toranzo y Juan Manuel Carreras, a alguien le llegó la claridad mental y lo separaron del cargo.
Pero separar a esa persona de su cargo aún no representa otra cosa sino apenas un pequeño paso en el largo y tortuoso camino de la justicia. En México, por ejemplo, por cada delito de acoso y violación sexual que se presenta, la cifra negra de la no denuncia es de 10 casos.
Hasta el momento van tres chicas acosadas sexualmente por Acevedo Oliva, pero si ese ejemplo lo colocamos en la circunstancia nacional, quiere decir que hay 30 casos más no denunciados.
Es una vergüenza, en primer lugar que el tal Rodolfo Ariel haya sido ratificado en el cargo con el nuevo gobierno de Juan Manuel Carreras pese a los antecedentes negros que tenía, pero lo mismo es una vergüenza que tras semanas de denuncias, entre ellas, la de Astrolabio Digital que publicó testimonios crudos de las víctimas, se le haya mantenido en el cargo.
No es posible que el gobierno de Carreras haya reaccionado hasta que el caso de las dos ex trabajadoras del Museo del Ferrocarril se hizo público. No es posible tolerar tanta parsimonia y desidia entre servidores públicos que en vez de atender una queja y denuncia, se hayan portado como auténticos negligentes.
Incluso, debió salir una tercera mujer víctima del ex funcionario para que se tomaran cartas en el asunto.
¿Qué habría pasado si acosan a una familiar muy cercana del gobernador o del secretario de Cultura?
Es simple, se habrían rasgado las vestiduras y habrían movido loa máquina de la justicia para sancionar la infamia.
Eso deja mucho que desear de un gobierno que ve todo bonito y todo lo que puede, como al polvo, lo esconde debajo de la alfombra.
Lo deseables es que Rodolfo Ariel Acevedo Oliva sea sometido a proceso y se le sancione de acuerdo con lo que señale la ley. También es deseable que las instancias de procuración y administración de justicia no se tuerzan ni se presten a la petición de favor de algún funcionario, amigo del acusado.
Que este caso no se quede como una excepción y que como debe de ser, se sancionen todos los delitos de violencia y agresión sexual a mujeres, es algo que debe quedar claro tras la valiente lucha seguida por las dos ex trabajadoras del Museo, víctimas de un sujeto llamado Rodolfo Ariel Acevedo Oliva.
