Por Antonio González Vázquez.
Ayer concluyó la Feria Nacional Potosina. Fiesta masiva que tuvo entre sus más asiduos visitantes a los miembros del gabinete del gobernador Juan Manuel Carreras. Quienes gustan de la farra por antros, restaurantes y palenque de la FENAPO tuvieron ocasión de ver a diario a secretarios, directores, subdirectores, ayudantes, asesores, secretarios particulares, escoltas y demás empleados y empleadillos del gobierno estatal. Todos a sus anchas, disfrutando del placer de beber.
Cuenta Gonzalo Celorio que no hay nada más bienhechor para el espíritu humano que beber una cerveza bien helada, lo cual puede aplicar a millones y millones de mexicanos, pero no a la selecta comunidad del gabinetazo de Carreras que hacen del tequila y del whiskey sus brebajes favoritos, más si éstos se consumen en el palenque escuchando a sus cantantes predilectos y se tiene como charla la producción de ideas para lograr que la gente se entere que hay gobernador y gobierno.
Qué bueno que se divirtieron, han trabajado tanto en once meses de gobierno que bien merecido se tenían un respiro de tres semanas.
Qué bueno que se distrajeron un poco y que airearon sus afligidas y cansadas mentes que han sido sometidas a tanto esfuerzo buscando algo que poner, algo que no parezca mentira o simulación al primer informe de gobierno. Siendo así, bien por ellos que comieron y bebieron en la FENAPO.
Qué bueno que se distrajeron de tantas y tantas horas de oficina, qué bueno que encontraron algunas horas libres en sus apretadísimas agendas: una ocasión lo dijo sabia y filosóficamente el gobernador Toranzo: nosotros también somos de carne y hueso y necesitamos descansar.
Qué bueno que el gobernador también se lanzó al palenque “como un simple ciudadano”, sin protocolos, cofradías de aduladores ni recepciones hipócritas. Le salió tan bien eso de ir como simple ciudadano que ni sus funcionarios le hacían caso.
Qué bueno que se divirtieron los asesores puesto que ahora, para la edición 2017, podrán asesorar a sus jefes acerca de cual es el mejor tequila y el mejor espectáculo a consumir, claro está, a cargo del erario público.