Por: Antonio González Vázquez.
El gobernador Juan Manuel Carreras López se reunió en privado con los diputados locales. Había que agradecerles la cortesía y de paso, darles coba para que se sientan importantes.
El aquelarre, oficialmente, fue propicio para dar rienda suelta al demagógico compromiso de “continuar trabajando unidos por San Luis Potosí” o lo que es lo mismo, “refrendaron su compromiso de trabajar de manera institucional”. O sea, ambos poderes, unidos por el único propósito que les mueve: servir a los potosinos.
Eso solo se lo creen ellos.
Ahora de manera natural, la próxima reunión del gobernador debería ser con el Auditor Superior del Estado, José de Jesús Martínez Loredo a quien le debe tantos o más agradecimientos que a los diputados. El filoso auditor le observó al ejecutivo el 0.3 por ciento del presupuesto ejercido en 2015.
Y si eso fuera poco, bendijo los últimos nueve meses de gobierno de Fernando Toranzo y lo ha exculpado, en definitiva, de cualquier sombra de sospecha. Para que no hubiera dudas de lo que el gobernador Carreras quería, no se auditó el DIF ni tampoco a Comunicación Social. Proteger al ex gobernador ha sido desde el primer momento del sexenio, una prioridad para Carreras y para el auditor, también.
Bien visto, la primera reunión debió ser con el auditor que en los hechos, la hace muy bien de fontanero para destapar cañería y que con ello, la mugre corra libre hasta los pantanos de la impunidad.