Por Antonio González Vázquez
Luego de tres semanas, prácticamente desaparecido de la ciudad, el alcalde Ricardo Gallardo Juárez reapareció ayer en la plaza de Armas en la anticipada partida de rosca de reyes municipal. No explicó nada acerca de su prolongada ausencia y cayó en el lugar común de los políticos que se hacen del rogar por una candidatura.
Es cliché que un alcalde diga que tres años son insuficientes para cumplir sus promesas electorales. Eso lo dicen todos y ayer lo repitió Ricardo Gallardo que, con lucidez filosofal dijo que “apenas en el primer año se termina en conocer bien el funcionamiento de todo, para el segundo año arrancamos con todo y en el tercero ya son campañas”. Por eso, apuntó en tono profesoral que “es muy importante la continuidad siempre y cuando se trabaje bien, si no se trabaja, hay que retirarse”.
Y pues claro, como él está trabajando más que bien, resulta lógico y natural que busque repetir otros tres años.
Gallardo que se dijo “indeciso” en eso de la reelección, en realidad está más que decidido y seguro. De hecho, ese era el propósito principal desde el primer día que entró a palacio municipal el primero de octubre de 2015.
Tal como están el PRI y el PAN, Gallardo tiene el camino libre para reelegirse, incluso sin hacer campaña (ya lleva poco más de dos años en campaña de regalos y dádivas a diario) ganaría.
La oposición a la gallardía está tan escuálida que el mayor riesgo lo tendría en su propio ego.
Es del todo lastimoso, existe incluso la posibilidad de que el PAN ruegue por una alianza a favor de Gallardo para sumarse al reparto del pastel en los próximos tres años y luego para el 2021 en adelante.
Patético, pero Xavier Azuara tiene en mente ir de mozo o algo así como anda y ve por las tortas, para Gallardo Juárez. De plano, ya no hay decoro.
Dice que su partido dialoga con la dirigencia del PRD para concretar la alianza en la capital, lo que representaría el fin de Acción Nacional como partido para convertirse en palero. Algo semejante a lo que ha sido el Partido Verde con el PRI.
Quienes desde el PAN apoyan a Xavier Nava harán lo posible para que el PAN no se pinte de amarillo con el consentimiento de la dirigencia estatal, pero francamente se ve difícil que pueda lograr algo en un proceso interno.
Es decir, la ciudad está en vías de convertirse en el gallinero más grande del estado.
A menos que en el PRI se les ocurra algo con la pequeña ayuda del poderío de Los Pinos.