Por: Antonio González Vázquez.
No solo fue un mal día para la minúscula fracción de diputados del PRD en el Congreso del Estado, sino también para el alcalde Ricardo Gallardo Juárez. El edil vivió el peor de los días en su mandato municipal. Acostumbrado a que a su alrededor agachen la cabeza y digan “Sí, Don Ricardo”; la mayoría de diputados le dijeron que no.
No solo fue un mal día para los diputados del Partido de la Revolución Democrática sino que también lo fue para un presidente municipal que “como es de mecha corta”, enseñó su escaso criterio político al tildar a los diputados de “zánganos” y “huevones”.
No solo fue un mal día para los diputados del partido del sol azteca sino también lo fue para un edil empeñado en hacer campaña de proselitismo fuera de tiempo con la pequeña ayuda de los recursos públicos municipales. Cobrar a los que más tienen por el simple hecho de que al tener más tienen que pagar más, no es en modo alguno una fórmula democrática ni constitucionalmente aceptable.
Lo dijo el controvertido y atrabancado Sergio Desfassiux: hoy no fue un buen día para mi bancada, pero debió decir: hoy no fue un buen día para mi presidente.
No solía ocurrir eso en el último año, que abuchearan al presidente municipal y que su proyecto político sufra un traspié. Al filo de la media noche, los diputados en su mayoría, votaron en contra de las propuestas de incremento en los valores catastrales del alcalde Gallardo, al tiempo que los de Antorcha y del Pueblo Libre abuchearon al jefe nato de la Gallardía.
Avasallados por los hechos, desde el PRD o mejor, desde la Gallardía, se lanzó ya la advertencia: nos vemos en las elecciones. Tan seguros están de la efectividad de su campaña de dádivas que dan por hecho que van a ganar en 2018.
Fue un mal día para el edil, quizá en la misma dimensión del día aquel en marzo pasado cuando se destapó el caso de Sandra Sánchez Ruiz y las presuntas irregularidades en la compra de medicamentos para empleados de confianza del municipio.
Ese mal día solo se puede atenuar con la lisonja que tanto gusta en palacio municipal y para eso está la gente que en estos días recibe regalos en las posadas navideñas que con Gallardía organiza Ricardo Gallardo.
Tal vez tiene razón Sergio Desfassiux: el día de las elecciones le mostrarán al PRI y al PAN quien tiene la fuerza. La dádiva a cuentagotas es también la compra a cuentagotas del voto.
Y por cierto ¿Dónde está el gobernador?