Un partido de oposición tiene la obligación de hacer notar los errores y/o excesos de los gobernantes del partido en el poder. Así funcionan las cosas en todos lados. Los opositores eso, oponentes que en política, se enfrentan con el poder.
Los partidos que siendo de oposición no se oponen al partido del poder, es porque se han puesto de acuerdo, es decir, han negociado con el poder.
En la capital de San Luis Potosí parecía que el PRI no existía como oposición, pero ya se están asomando al palacio municipal capitalino, ya está dando signos de vida. No es algo para asombrar a nadie pues el PRI para eso es oposición.
Hace unos días se publicaron sendas notas informativas en varios medios con el mismo tono y contenido, es decir, provenientes de una misma fuente interesada en dar a conocer algo, aunque ese algo, no fuera del todo cierto. Para eso sirven las gacetillas: para pegar sin investigar, para pagar y cobrar.
La nota en cuestión tenía como punto central que el delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Jorge Schiaffino habría ordenado a los diputados locales del tricolor y aliados que les acompañan que a la de ya, “madrearan” al señor presidente municipal de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Juárez.
Según el priísta no hubo tal petición, pero dejo en claro que el PRI como institución de interés público si tiene la obligación de vigilar a la autoridad y en caso de ser necesario, denunciar cuando se atente contra la ley o el interés general.
Es decir, en adelante, el tricolor hará lo que debió hacer desde el inicio de la gestión de Gallardo: fijar postura pública en el momento en que el ayuntamiento de muestras de errar el camino o de violentar la ley.
En ese sentido, el PRI, como ya lo hizo el PAN, tiene la mira puesta en la sospechosa relación municipal con Sandra Sánchez Ruiz y el millonario gasto en medicamentos para empleados de confianza, así como el caso ampliado de los más de cien millones de pesos en seguros médicos.
Lo más natural es que los partidos de oposición se hagan marcaje personal al alcalde y a sus funcionarios, puesto que eso, forma parte de la estrategia que en momentos no electorales sigue cada partido. En su momento, pues, ellos sabrán sacar provecho de aquello que Ricardo Gallardo haga mal o que en su caso sea poco claro.
Por lo pronto, los priístas y los panistas empezarán a hacer labor para señalar en lo inmediato las fallas del alcalde. De cualquier modo, el propio alcalde ya dio el visto bueno a que le peguen, pues afirma, que mientras más le peguen más trabaja.
Esos residuos de populismo en estos días de tanta inseguridad y muertes en la ciudad, la verdad es que salen sobrando.