Por: Antonio González Vázquez.
En San Luis Potosí todo pasa pero no pasa nada: una burócrata como Liliana Rangel puede tener un salario mensual de 220 mil pesos y no pasa nada, porque cuando ella llegó a la Secretaría de Salud ese salario ya estaba fijado. Es decir, cuando Liliana despertó, el sueldo aún seguía ahí.
Un burócrata del Poder Judicial que hace las veces de presidente del Supremo Tribunal de Justicia puede colocar a sus hijos en puestos dentro de la institución y no pasa nada, puesto que Luis Fernando Gerardo González ha resuelto que eso está bien porque en otros lados hacen exactamente lo mismo y, la verdad, pues quién es él para cambiar lo que tan bien funciona en familia.
Un burócrata del Poder Judicial, pero éste en el Consejo de la Judicatura, está para hacer lo que quiera y con prepotencia echarle la mano a su compadre con un cargo y no pasa nada porque si Carlos Alejandro Ponce Rodríguez puede eso y más; que lo entiendan los incautos, las leyes, reglamentos, normas y/o códigos se hicieron para violarse.
Un burócrata universitario puede repartir a su gusto bonos y compensaciones millonarias a costa de la educación y no pasa nada porque en San Luis Potosí nos hemos acostumbrado que se abuse de las instituciones y no pase nada, por tal circunstancia, el rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Manuel Fermín Villar Rubio seguirá repartiendo compensaciones pues que para eso es rector y adora que le adoren los que reciben su cheque.
Unos burócratas electorales pueden ejercer violencia política contra una compañera y molestarla con más persistencia que un cobrador del SAT y no pasa nada puesto que para ser magistradotes del Tribunal Electoral hay que ser muy machos y tratar a las mujeres como se merecen, es decir, con la ley del hielo y absoluto desprecio.
Es patético, pero en San Luis nunca hay consecuencias de lo que pasa, por el contrario hay premios e impunidad.
Por eso, no asombre que se haya descubierto que San Luis sea un cementerio de fosas clandestinas y que no pase nada, total, que tantas son 93 fosas y 131 víctimas, lo importante es que a los desaparecidos y ejecutados se les dio cristiana sepultura.
En serio, en San Luis Potosí no pasa nada y por eso, Ricardo Gallardo Juárez calla y no responde a la pregunta ya petrificada de ¿Quién es Sandra Sánchez?
Las verdad es que no pasa nada, nada, nada.