Por: Antonio González Vázquez.
Ford canceló la construcción de una planta armadora de autos y San Luis Potosí estaría cancelando buena parte de sus expectativas hasta ayer, promisorias. Ford le dio un voto de confianza y al mismo tiempo traicionó los bonos de confianza que el gobierno potosino ya le había dado.
Los rostros del gobernador Juan Manuel Carreras y de sus secretarios, José Luis Ugalde y Gustavo Puente, estaban desencajados, se les veía del todo abatidos, derrotados. En la rueda de prensa que se ofreció para confirmar la retirada de la empresa norteamericana, los tres tenían el talante de quienes han recibido la peor noticia de su vida.
Saben muy bien el enorme significado que tiene el retiro de la gigante automotriz norteamericana, no se evaporaron solamente los mil 600 millones de dólares de inversión y los 2 mil 800 empleos, sino que se ha ido la posibilidad de colocar a San Luis en el mapa de las grandes ciudades automotrices del mundo.
Pero el gobernador y sus funcionarios estaban tan cabizbajos también porque el gobierno difícilmente podrá recuperar la inversión realizada hasta el momento en aras de lograr el propósito de traer a la empresa.
Es muy probable que el gobierno haya gastado hasta el momento de la cancelación del proyecto, unos mil 450 millones de pesos, solo en la compra del predio de 260 hectáreas y por las labores de aplanado y preparación del terreno.
De ese dinero, el gobierno no verá un solo centavo.
Por eso el gobernador y los secretarios Ugalde y Puente estaban como vencidos, pero también como quienes han sido “chamaqueados” por alguien más sagaz y astuto. El convenio firmado con la empresa no contiene asideras legales suficientes para que se logre recuperar nada y mucho menos para que se alcance una indemnización.
De ahí que en la rueda de prensa, el gobernador Carreras se haya mostrado tan caballeroso al decir que no habría querella contra la empresa: sabe muy bien que no ganará nada, ni siquiera con el apoyo demagógico de la Secretaría de Economía del Gobierno Federal.
La Secretaría de Economía informó que Ford se comprometió “a pagar cualquier erogación realizada por el gobierno de San Luis Potosí para la facilitación de ésta inversión”.
Eso dice el gobierno federal que dijo la empresa, el problema es que eso no está escrito en ningún contrato con obligaciones legales.
De cualquier modo, el impacto será muy fuerte para las aspiraciones de desarrollo de la entidad. Solo Ford estaría creando el número de empleos que se generan en todo el estado durante un bimestre. A la empresa la acompañaría al menos 20 empresas ancla que también cancelarán sus proyectos.
Solo falta que los amagos del presidente electo de los Estados Unidos a General Motors se intensifiquen para lograr que la planta de GM en San Luis sufra algún contratiempo o que incluso cierre sus puertas. Ahora vemos que todo es posible y que como se sabía, el gobierno de Enrique Peña no esta preparado para hacer frente a nada.
El peor de los escenarios es posible, nadie se lo habría creído que Ford cancelaría y lo hizo a un pedido de Trump. ¿Qué podría hacer General Motors si después del 20 de enero el presidente Trump, desde la Casa Blanca pide el cierre de la planta en San Luis?
Todo es posible, por eso, Carreras tenía una cara de abatido que seguramente ahora mismo no puede ocultar.
