Caja Negra: Gobernar desgasta, pero gobernar mal desprestigia

 

 

La imagen de Ricardo Gallardo aún oscila como un candelabro de palacio municipal durante un sismo de 7.5 grados en la escala de Richter; está tambaleante y parece que en cualquier momento se puede desplomar del pedestal en el que se adora cual altar de la catedral. Va de un lado a otro y no hay poder populista que lo pueda poner a salvo, ni siquiera las palabras oficiosas dedicadas a él para bendecirlo en público y despotricar contra el presidente de la república. Tampoco los globos amarillos ayudan mucho, ni las declaraciones ni comunicados amarillos tienen impacto: dos nombre personales son el epicentro del temblor: Sandra Sánchez Ruiz y Jorge Schiaffino Isunza.

El edil capitalino que le da gracias a dios cada que puede para anunciar nuevos programas de apoyos o para anunciar que tal o cual estación de radio transmite en vivo sus convites donde la estrella y centro del aplauso es él, se hunde poco a poco como quien ilusamente pretendía caminar a salvo sobre arenas movedizas.

De todos es sabido que el ayuntamiento lleva a sus acarreados a los eventos públicos de entrega de obras o de apoyos, se les viste de amarrillo, se les entregan globos amarillos y al más entusiasta se le da un papelito que deberá leer para agradecer la dicha de tener un alcalde como Ricardo Gallardo; luego, se desgranan los aplausos, porras, piropos y vivas para el presidente municipal que, en actitud de emoción verdadera, asumirá que las muestras de apoyo son espontáneas y se sentirá el rey del mundo o al menos, de la zona metropolitana.

Eso hicieron con ocasión de la visita de Rosario Robles, pero ella no se dejó y le puso un alto al alcalde y exigió que no se ande colgando medallitas cuando no le corresponden.

Igual, Jorge Schiaffino Isunza, delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI declaró y se publicó en la prensa lo que en la calles se dice bajito, que los municipios de Soledad y San Luis, tienen detrás al crimen organizado.

La claridad y estruendo del dicho provocó la indignación municipal puesto que nadie, absolutamente nadie puede decir algo que inquiete, moleste o perturbe la buena voluntad del señor presidente municipal.

Respondieron, pero como dice el argot periodista, palo dado, ni Dios lo quita.

Y si eso fuera poco, el caso de Sandra Sánchez Ruiz sigue tomando más vuelo luego de que el auditor José de Jesús Martínez Loredo borró las observaciones que se habían hecho a las compra de medicamentos a esa proveedora.

El equipo de Gallardo y el propio alcalde se vieron envueltos en el extraño caso del boletín en donde el auditor dijo que no dijo lo que dijo. El comunicado desmentía que la cuenta pública de Gallardo de octubre a diciembre de 2015, tuviera irregularidades en la compra de medicinas a empleados de confianza. El auditor dijo en el comunicado que eso no era cierto, pero en los hechos, eliminó olímpicamente 34 millones de pesos del reporte de observaciones.

En fin, la semana no fue lo mejor para Gallardo y la que empieza no tiene cara de ser mejor que eso.

Ciudadanos hasta la madre y otros grupos quieren respuestas claras, los empresarios quieren saber más y de hecho, crece ya un sentimiento de indignación por la forma en que el alcalde utiliza los recursos públicos y por la opacidad en que lleva adelante la administración municipal.

Es decir, un gobierno cualquiera que sea, no puede actuar con desprecio a la ley sin que la sociedad se dé cuenta y obtenga respuesta, y sobre todo, le enderece críticas, mismas a las que por cierto, Ricardo Gallardo nunca ha estado acostumbrado.

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