Por Antonio González Vázquez
Este jueves en sesión ordinaria, el Congreso del Estado tomará una decisión que incidirá en el futuro cercano de cada legislador en lo individual. Cada uno tiene en mente mantener y/o extender su carrera política, sin importar el saldo negativo que acumulan en el cargo a la mitad del trienio.
En su sexta evaluación, Congreso Calificado ha reprobado de nueva cuenta a los legisladores, lo cual ya no es ninguna novedad ni nada que cause asombro.
Cada diputado hace lo que puede o lo que quiere en aras de mejorar su desempeño y con ello, limpiar un poco la pobre imagen que tienen ante la sociedad. A estas alturas, cada legislador debe saber muy bien que no gozan del aprecio ni del respeto de un importante sector de la población.
Algunos se proponen reelegirse en el cargo y otros dar un salto a una presidencia municipal, senaduría o diputación federal. Si fueran un poco autocríticos tendrían que reconocer que su gris desempeño los descalifica para aspirar a una candidatura.
Salvo algunas excepciones, la generalidad de los diputados no tendría cara para salir ante la sociedad a pedir su voto.
Pero este jueves, en su sesión plenaria, los diputados tienen una oportunidad invaluable e irrepetible para demostrar que algo de vergüenza les queda y que se pueden poner de lado de la ciudadanía.
Habrán de discutir y luego votar el dictamen relacionado a la petición del alcalde Ricardo Gallardo para modificar el contrato con la empresa Panavi, mismo que data de la administración de Mario García y que se propone se incremente el monto de mil 300 a mil 510 millones de pesos.
Pese a que la empresa incumplió los términos del contrato, la alcaldía capitalina pretende darle una nueva oportunidad y de paso, pagarle más dinero.
Un político no siempre tiene la oportunidad de dar un giro para salvar una situación, pero ésta es una de esas oportunidades.
Si los diputados hacen caso a las diversas y múltiples voces que se han levantado para demandar la cancelación del contrato, estarían levantando un poco su imagen que ahora se arrastra por los suelos.
Es de suyo complicado hacer pronóstico que eso es cosa de adivinos, prestidigitadores y magos.
Astrolabio Diario Digital buscó ayer a los diputados para preguntar a cada uno el sentido de su voto, pero de 27 de ellos, solo fue posible encontrar a 17 (lo cual es sumamente extraño dada la dedicación que los legisladores le tienen a su trabajo); 8 dijeron que votarán contra Panavi, 3 que votarán a favor la dupla Panavi-Gallardo y 6 dijeron que la verdad, pues no saben y se dijeron indecisos (lo cual también es de suyo extraño, pues el dictamen se hizo público desde el martes y todos, hasta Juan de las Cuerdas lo conoce) y que ya en el momento de la sesión lo van a decidir.
Con todo y eso, los diputados tienen ante si la posibilidad de congraciarse con la población capitalina que no se explica cómo es que una lámpara potosina costará tres veces más que una queretana.
Lo prudente en todo caso, es cancelar el contrato con Panavi y ordenar al ayuntamiento de la capital que si desea privatizar el alumbrado público, al menos que lo haga con honestidad y transparencia.