Pues bien, señor Procurador, quien sí recurrió a la demanda fue Armando Mariscal Mata, instructor universitario que tenía bajo su responsabilidad la seguridad de los niños que hace ocho meses, fueron al parque acuático “Woow”y que como se sabe, es el lugar donde murió ahogado el pequeño Diego. Socorro, la madre de Diego no lo hizo, quien lo tramitó y le fue denegado es Armando Mariscal, jefe de la Unidad de deportes y Actividades Recreativas de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
Así es señor Procurador, quizá por eso a ocho meses de la muerte de Diego no hay resultado de las investigaciones, usted ni siquiera sabe cómo marchan las cosas y lo poco que sabe, lo sabe mal, es decir, desconoce el tema y eso no está nada bien.
Usted, señor Procurador, había aventurado que un amparo concedido a la madre de Diego es lo que detenía el curso de la investigación. La Doctora Socorro ya lo desmintió y por si fuera poco, resulta que el único amparo fue tramitado por uno de los presuntos responsables de la muerte de menor.
Como se apunta en la noticia que publica Astrolabio Digital, el juicio de amparo promovido por Armando Mariscal Mata fue sobreseído al no haber materia y como ya se sabe ahora, el empleado de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí recurrió esa resolución ante el Tribunal Colegiado del Noveno Circuito.
Lamentable, por un lado la actitud dolosa del desinformado Federico Garza Herrera al proporcionar información falsa y por la otra, un funcionario universitario que busca a toda costa no ser inculpado por la muerte de Diego.
Vale la pena insistir en ello. Todos los niños que fueron al parque acuático en el Camping de Verano 2015 de la UASLP, estaban bajo el cuidado de Armando Mariscal Mata y de sus colaboradores. Si un niño bajo su cuidado murió, es que entonces no hicieron bien su trabajo, que era el de garantizar la seguridad de los infantes, luego entonces, alguna responsabilidad deben tener.
No está de más. El Camping Universitario tiene un costo, se trata de un servicio que proporciona la institución, por ese simple hecho ya hay una probable responsabilidad pues cuando se inscribe a los niños, la institución garantiza no solo que se van a divertir, a jugar, a aprender cosas, a convivir, sino que también se les va a dar los cuidados necesarios.
Diego fue víctima de las circunstancias, de un accidente, de un descuido, de los azares del destino o de su mala suerte, vaya a saberse eso. El caso es que murió y no se ha hecho justicia y eso, eso es impunidad ya que no existe una resolución que se erija como la verdad legal de la tragedia.
¿Será tan difícil dar con la verdad?
No debiera serlo, pero hay tantos intereses en torno al caso que es para dar pena.
La Universidad Autónoma de San Luis Potosí no admite responsabilidad alguna y aduce que fue un accidente. Fórmula tan simplista como irresponsable. Han pensado que con un pésame, que con una disculpa y con unos pesos se resuelve un asunto de justicia a una víctima inocente.
En un país donde la impunidad es del 98 por ciento, Diego no tendrá justicia. En un San Luis Potosí donde menos del 60 por ciento de las averiguaciones previas iniciadas se concluyen, Diego no tendrá justicia.
Que vergüenza para el gobierno de la prosperidad.