Por Antonio González Vázquez
El gobernador Juan Manuel Carreras López ha quedado en ridículo, lo ha ridiculizado un miembro de su propio partido, uno del PRI.
Ahora se puede afirmar que al ejecutivo, en efecto, le faltan huevos (está columna lo puede decir sin ambages porque el ejecutivo no le puede pedir al tecleador que pida licencia y si lo hace mis cuatro lectores le tomarán el palacio de gobierno) firmeza y templanza.
Si el gobernador no los tiene (los huevos, of course) pues entonces que los busque.
El documento que hizo llegar el diputado Roberto Alejandro Segovia a la Mesas Directiva para anunciar que retira la solicitud de licencia presentada el pasado 21 de abril tras el HuevoGate, es triste reflejo de que a Carreras no le hace caso ni su sombra.
Es tan poco cosa, tan insignificante…tan Carreritas.
Su administración operó la maniobra para que el diputado del PRI primero pidiese disculpas y que luego pidiera licencia.
Así se hizo, pero el gobierno Chuiquitico de Carreras no logró sostener una sanción necesaria ante la falta de respeto del diputado, fue incapaz de sostener una decisión y eso significa que el gobernador no tiene palabra, que hoy ordena algo y mañana se desdice.
Es algo así como Crisógono Sánchez como gobernador en pleno acto de recular.
Lamentable, por no decir que es patético, el gobernador ahora no puede siquiera llamarle la atención a uno de sus diputados.
Igual y Carreritas ahora que Segovia regrese al pleno y hasta lo regaña y ya no le envía un huevo de chocolate sino una de huevos San Juan.
El gobernador ninguneado de seguro dirá que no hay problema, que él quiere y respeta a todos los diputados aunque le digan que no tiene huevos.
No tiene potencia, no tiene estilo, no tiene firmeza, no tiene nada.
Pero Carreritas no es el único responsable de esta derrota política con un diputado que se supone debería ser disciplinado y hasta agachón, está la responsabilidad del Secretario General de Gobierno, Alejandro Leal, que a la luz de este affaire de rancho deja nueva evidencia que no tiene nada más que hacer en el cargo.