CAJA NEGRA: La diferencia entre Carreras y Gallardo

 

Mientras que Juan Manuel Carreras López estira como liga su luna de miel con su gubernatura sin importar lo insípida que está resultando, a Ricardo Gallardo Juárez no ve lo duro sino lo tupido. Contraste notable, el gobernador hace que hace mucho pero no hace nada y el alcalde que quiere hacer mucho pero no sabe cómo hacer para sortear la marejada de impopularidad que se le está viniendo encima.

En un par de semanas, el gobernador Carreras cumplirá sus primeros cien días en el gobierno y la libreta de apuntes de lo más destacado que ha hecho continúan en blanco, pero ese no es el tema por ahora.

Con dos meses y una semana en palacio municipal, el alcalde capitalino ha visto como la opinión pública se le pone cada vez más adversa. Gobernar la ciudad no es saludar a los ancianos, tampoco tomar en brazos a los niños o darle una sonrisa al ama de casa y mucho menos, hacer declaraciones al aire como quien muestra como construye castillos en los sueños en pleno mediodía.

Buena parte de la clase empresarial, los poderosos del dinero y de las influencias políticas, los grandes acaparadores del suelo, los políticos, los diputados, los dirigentes partidistas se han volcado en crítica constante en contra de un alcalde que estaba acostumbrado a recibir elogios y loas sin reparo.

Sus cercanos le dicen “jefe” porque en su entorno todos están obligados a obedecer sin el menor asomo de duda. Es como el presidente de los tiempos del partido absoluto cuando el tiempo lo fijaba él y no el reloj. Al ver que eso no funciona más allá de su círculo de influencia, el alcalde se ha visto reducido a un político cualquiera.

De este modo, sus decisiones y posturas se han empezado a endurecer demasiado pronto y su sonrisa ha ido desapareciendo para mostrar un ceño adusto que no avizora nada bueno.

Eso lo han entendido muy bien los comerciantes, principales damnificados del proyecto de Ley de Ingresos 2016 del ayuntamiento. A los comerciantes informales se les hinca el diente con efusividad.

No es extraño entonces, que sean los comerciantes, los primeros en tomar la calle contra la autoridad municipal. Los comerciantes son tipos duros de roer y aunque eso ya debiera saberlo el edil, actúa como si no lo supiera. El problema es que eso afecta a mucha gente.

El dicho de los comerciantes en el sentido de que en el fondo, lo que quiere el alcalde al cargarles la mano con los impuestos, es meterlos en cintura, que los quiere convertir al “Gallardismo”, lo cual, no están dispuestos a aceptar.

Es decir, mientras al gobernador le va ir en el confort de una administración que ni fu ni fa, al alcalde parece que se le vienen días más bien amargos, es la diferencia entre ser gobernador y presidente municipal, al primero pocos le pueden decir que su gobierno es un gobierno muy menor frente a lo esperado, pero al segundo, le pueden decir lo que quieran puesto que su poder no va más allá de palacio municipal.

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