Algo muy lamentable ocurre en San Luis Potosí que siempre hay quien exige justicia, es tan penoso, pero no falta nunca quien demande que se haga justicia por algo que por lo general es triste y doloroso; así pasa en este San Luis donde para encontrar la justicia hay que pasar por un infierno y volverlo a pasar una y otra vez. Algo muy delicado ocurre para que pasen años y la justicia se niegue a las víctimas mortales. Así pasa en casos relevantes como el de Karla, el de Diego, el de las víctimas del pederasta Eduardo Córdova. Pero eso sucede también con el reciente caso trágico de Alondra y con uno de hace varios años como es el caso de Sergio.
Lo que sucede es que en San Luis la justicia es para el poderoso, para el influyente, para el tramposo, para el corrupto; la justicia en San Luis no está para los pobres o para aquellos que están muy lejos de las esferas del gobierno.
Las víctimas que hemos citado de inicio y cuyos familiares siguen reclamando justicia representan el hecho incontrovertible de que cuando alguien se opone a que se haga justicia, por lo general lo logra.
Sergio murió porque un automovilista imprudente de nombre Carlos Alejandro Ponce Rodríguez causó un accidente mortal y después huyó. Sergio era taxista, se averió su auto, bajo a revisar y se súbito el Malibú del actual consejero de la Judicatura lo chocó ocasionándole lesiones que le provocaron la muerte.
La familia de Sergio lleva cuatro años en la ardua tarea de lograr que se haga justicia, pero no lo han logrado porque no se enfrentan a un simple automovilista irresponsable, sino a un funcionario del Poder Judicial.
Imagínese el lector, la familia de Sergio busca justicia con los cuates del presunto homicida. Pese a lo grotesco de la escena, han seguido el procedimiento judicial de manera ejemplar y han acudido a las instancias competentes. Han ganado, pero las influencias de Ponce Rodríguez siempre encuentran un camino legaloide para salvarlo de ir a la cárcel.
La familia de Sergio plantea con decepción la misma pregunta que se hacen miles de potosinos: ¿en manos de quien está la justicia?
Una respuesta a esa pregunta: está en manos de una mafia de abogados y políticos que han hecho del poder judicial una cueva de ladrones.
O bien: está en manos de cínicos que utilizan el cargo para hacer o recibir favores, de tal modo que un juez o un magistrado o un consejero bien pueden decir: si eres culpable, no te preocupes, yo te absuelvo porque la mía es la única verdad legal.
Sergio espera que se haga justicia a cuatro años de su muerte y como él, la lista de espera para conocer la justicia es tan larga que puede volver infinita.