Por Antonio González Vázquez
Los comisionados de ¿transparencia?, son algunos de los servidores públicos que en San Luis Potosí se les puede considerar, sin cortapisa alguna, como comisionados fallidos, es decir, no han servido como institución pública al servicio de la sociedad ni tampoco han servido para ejercer las responsabilidades y obligaciones inherentes a su cargo como integrantes de la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública.
Los comisionados de “transparencia” tienen a su cargo garantizar que se respete y se cumpla en todos sus términos el derecho de acceso a la información pública. Los anteriores a los comisionados lo habían cumplido con sus asegunes, pero éstos son unos cínicos.
Sus actos en los últimos años no dejan duda alguna de que han trabajado para el gobierno del estado y demás instituciones públicas, hay ejemplos de eso con amplitud, pero cualquier cosa palidece ante el descaro.
Decidieron que sus declaraciones patrimoniales no se hicieran públicas. Dijeron que no a la pregunta de la Auditoría Superior del Estado respecto de si autorizan hacer público su patrimonio. Dijeron que no.
Es a todas luces un absurdo que los presuntos garantes que debieran poner el ejemplo a los servidores públicos de todos los niveles, oculten información que la sociedad tiene derecho a conocer.
Es muy simple, el comisionado Mendoza, en su momento impuesto desde la Secretaría de Finanzas de Gobierno del Estado, ha concluido su mediocre desempeño y ya no es comisionado, pero los ciudadanos no pueden saber cual era el monto y tamaño de su patrimonio antes de entrar como comisionado y cual es al dejar la CEGAIP.
Lo único seguro es que se trata de un nuevo millonario pues los ingresos anuales de un comisionado andan por el millón de pesos.
Pero negar que se hagan públicas sus declaraciones patrimoniales no es nada frente al ridículo que hicieron cuando dieron respuesta a una solicitud de información mediante la cual les habían solicitado tal declaración. La entregaron prácticamente en negro en lo que representa una burla a la sociedad.
Definitivamente, los peores comisionados posibles están hoy al frente de la CEGAIP a la que ya le han hecho mucho daño.
Poco probable que las cosas cambien con el nuevo comisionado Alejandro Lafuente, pues como en la elección de sus actuales compañeros de sueldo y comisión, lo que les distingue fue haber llegado al cargo por lo manipulables que son para el poder público, y no por tener un compromiso con la sociedad.
En fin, una Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública fallida y tres comisionados socarronamente fallidos por conveniencia.