Por Antonio González Vázquez
Cincuenta Independientes a distintos cargos de elección popular para los comicios de 2018 no es poca cosa, aunque el creciente descrédito de los políticos y sus partidos urgiría a una mayor presencia de Independientes, no como una moda sino como una necesidad.
Es imposible saber ahora cuántos de ellos estarán en las boletas electorales, pero la suma de ciudadanos sin partido al proceso electoral abre la esperanza de que podemos alcanzar gobiernos y servidores públicos de calidad.
No como los que desde siempre han ofrecido los partidos políticos a la sociedad: demagogos y ofertantes de promesas que nunca se cumplen, simuladores y farsantes, oportunistas y vividores, iluminados y populistas, por citar solo algunos rasgos de una clase política acostumbrada a estar pegada a la ubre del presupuesto.
Solo por citar algo: los senadores de la república van a recibir un bono de marcha por cerca de tres millones de pesos. Los legisladores de todos los partidos políticos representados en la Cámara Alta lo recibirán, en eso sí se ponen siempre de acuerdo; en el reparto del dinero no hay diferencia entre partidos y políticos: todos son iguales, les mueve la misma ambición.
En San Luis Potosí, la calidad de los representantes populares en el ejercicio de sus responsabilidades es de bajísimo nivel. Los problemas se petrifican y rara vez encuentran soluciones definitivas.
En los gobiernos municipales lo único que se puede esperar al final de cada administración es a cuánto alcanza la riqueza de los que se van, mientras que en la legislatura lo único que está para la consulta es el nivel de rezago legislativo que dejan y el cúmulo de escándalos que acumularon.
La situación del servicio público y de las instituciones en el estado es entonces precaria y en algunos casos insostenible. Los ayuntamientos de todos los partidos no proveen soluciones ni ayudan en los hechos a que la gente viva mejor en sus colonias o comunidades. Se dedican a administrar el trienio para luego buscar otros cargos.
Para el 2018, los ayuntamientos de la entidad estarán recibiendo un presupuesto conjunto de aproximadamente 10 mil millones de pesos, a lo que se suman recursos por convenios para acciones y obras con los gobiernos federal y estatal. Por más mísero que sea un municipio, representa un negocio para los políticos corruptos.
Para las elecciones de ayuntamientos, han registrado sus aspiraciones de registro 25 ciudadanos que irían por la vía Independiente. Lo deseable es que todos sean realmente independientes y no formen parte de las tramposas y perversas facciones de los partidos.
Igual, para la legislatura, se han registrado 25 aspirantes para algunos de los quince distritos locales electorales.
El Congreso es quizá donde más falta hace dignificar el servicio público. La legislatura en turno se ha esmerado en parecer más un estercolero que una institución seria y respetable. El simple hecho de que algunas curules dejen de estar en manos de los partidos ya podrá representar algo valioso. El ejemplo está en Jalisco con Pedro Kumamoto, incluso un solo legislador, puede marcar la diferencia.
Los Independientes empezarán apenas su largo y extenuante recorrido para alcanzar el registro formal y lo primero es el filtro de la revisión de documentos que hará el Consejo Estatal Electoral. Del 29 de diciembre del año que finaliza y el 6 de febrero de 2018 es el tramo relevante: la obtención de las firmas necesarias para lograr el registro.
No se puede adivinar cuantos van a lograrlo, pero sin duda, una forma de recobrar la confianza en la política y en los procesos electorales es con una mayor participación ciudadana, no solo por la vía responsable del voto sino también por medio de las candidaturas Independientes.