Los inspectores municipales y la corrupción.
La idea de publicar los datos y fotografías de todos los inspectores municipales para ser excelente, pero es a todas luces insuficiente para inhibir los actos de corrupción. Las mordidas no se acaban ni poniéndole el bozal a un perro si este es suficientemente bravo, eso es cierto.
Modificar la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública para que dentro de las obligaciones de los entes para publicar información de oficio los ayuntamientos publiquen la imagen de cada uno de sus inspectores, es apenas el reconocimiento de que no se ha logrado disminuir la corrupción en pareas municipales como Comercio, Protección Civil, Catastro, Ecología y otras relacionadas con los espectáculos y actividades deportivas.
El problema es de mucho más fondo y no se limita a la ética y moral de los inspectores, la cual por cierto, suele estar por los suelos.
Magdalena tiene un pequeño negocio de venta de artículos de decoración, dígase lámparas, floreros, cuadros con paisajes, relojes de pared, fuentecillas y cosas que sirvan para adornar una casa.
Un día le cayeron los inspectores de Protección Civil y le exigieron que pagara una cuota porque estaba visto, no tenía ningún plan de emergencia para el caso de un incendio, inundación, temblor o cualquier catástrofe posible. Eso lo podía arreglar con ellos a menos de quisiera que le cerraran el negocio o pagar una licencia en el ayuntamiento de Soledad.
Se le ocurrió darles cien pesos para los “chescos” que eso fue lo que solicitaron y después la pasaban a visitar cada semana para lo mismo. Cuando le colmaron la paciencia fue a las oficinas de Protección Civil y denunció lo que estaba ocurriendo. Un sujeto que parecía ser el director la escucho y luego amablemente le contestó: “no se preocupe señora, ya no la van a volver a molestar”.
¿Cree el amable lector que el director de la dependencia desconocía lo que hacían sus inspectores?
¿Cree usted que el inspector solo extorsionaba a un comerciante y que de eso no sabía nada el director?
Esta claro que eso no es creíble, puesto que los funcionarios municipales extorsionan blindados por un sistema de complicidades que tocan a muchos servidores públicos: todos se benefician y todos se protegen.
La solución no está en exhibir a los inspectores corruptos sino en sancionar y llevar a la cárcel a todos los que forman parte de la cadena de corrupción.
Magdalena compra sus productos en Guadalajara, por lo que con esfuerzo, realiza viajes en autobús para traer su mercancía, pero apenas y empieza a florecer el negocio cuando ya la pasa a visitar el inspector de comercio y luego va otro para pedir su moche porque el negocio colocó un anuncio para publicitar.
Claro, puede negarse a pagar o a dar su moche, pero eso seguramente le va a salir más caro, le advierten. Esa es nuestra realidad y eso que Soledad es un municipio donde no hay corrupción y donde se gobierna con honestidad y gallardía.
