Por: Antonio González Vázquez.
Astrolabio conversó con el periodista Eduardo Alvarado, quien recientemente renunció a seguir publicando en El Sol de San Luis porque le pidieron que se abstuviera de criticar al presidente municipal, Ricardo Gallardo. Durante la entrevista, el autor de la columna Los Jefes, analizó en ese contexto el actuar del gobernador Juan Manuel Carreras López que pareciera no estar ejerciendo a plenitud las obligaciones de su encargo.
Haga de cuenta el amable lector que hoy, la Caja Negra les presenta la columna Los Jefes.
Acerca del gobernador de frente a lo que pasa con Ricardo Gallardo, la pintura amarilla y las bardas y los excesos del ayuntamiento de la capital.
No sé si sea su estrategia política, pero la primera vez que lo vi intervenir para tratar ya de mostrar su autoridad frente al desarrollo de éstos episodios que cada vez se hacen más violentos, fue hasta ahora con la “Guerra de Bardas”. Supongo que por indicaciones del gobernador, el Secretario General, llama al alcalde y al diputado Romero Calzada y dicen los periódicos, para “darles un jalón de orejas”.
Me hubiera gustado sabe cómo fue el jalón de orejas, en qué términos se dio y sin es que ya sucedió. En ese tipo de incidentes, me cuestiono en dónde está la autoridad, quién tiene la obligación de intervenir puesto que esto ya se está llevando a un grado extremo de tensión y de violencia.
Al rato ya van a surgir los golpes o cosas más graves debido a las tensiones políticas, pero es aquí donde debe surgir la imagen política del gobernador con toda su autoridad y hacer una mediación basada en su poder.
De momento, la estrategia del gobernador Carreras se basa solo en realizar giras, inaugurar algunas obras, emprender algunos programas, atender algunos problemas, pero frente a este tipo de acontecimientos yo no veo realmente cual sea su intervención.
Sería muy drástico de mi parte decir que como dicen algunos, que es un gobernador ausente; no sé si sea esa la palabra que lo defina, pero siendo un poco justo en el juicio que haríamos del gobernador, siento que no tiene el control absoluto de los poderes del Estado porque viene de un proceso en el cual, quien le entregó el Poder, no le entregó todas las piezas.
Tampoco su gabinete le ayuda porque es un gabinete integrado por personas que solamente buscan sus propios proyectos o que son inexpertos, muchos de ellos, juniors de antiguos personajes políticos.
Tal es el caso del secretario de Comunicaciones y Transportes al que ya le tronó la bomba de los taxistas y UBER; es un junior hijo de Juan Ramiro Robledo, igual es el caso de Federico Garza que es el Procurador, otro junior, hijo de Virgilio Garza.
Y así, hay muchos personajes que no tienen realmente experiencia política y quizá ni siquiera en los cargos que están desempeñando por lo que supongo, están pagando su cuota de aprendizaje.
Esta además el caso del Secretario General de Gobierno que ha quedado en evidencia, no le hace caso al gobernador y lo engaña, pero bueno, es que el secretario también es senador suplente y quizá ni siquiera le debe el puesto al gobernador.
Es decir, hay una problemática que Carreras tiene que resolver y si no lo hace pronto, el gobierno estará envuelto en una crisis muy grave.
No quisiera decir que Carreras es un gobernador ausente, pienso que no ha sabido integrar un buen gabinete, quizá llegó con muchos compromisos y en el caso del Congreso del Estado, sin duda, el que manda es Cándido Ochoa Rojas.
Creo que el gobernador Carreras si debe estar muy alerta de lo que está sucediendo porque de lo contrario habrá un conflicto político y social que luego va a ser difícil de solucionar.
Hay que distinguir: es muy distinto ser conciliador que dejar que todas las cosas pasen, el gobernador tiene que intervenir con la ley en la mano, que ejerza sus funciones constitucionales sino para qué tenemos gobernador.
Además, Carreras tiene una autoridad política como gobernador y ese poder político lo tiene que utilizar, no puede ser omiso a lo que está sucediendo con su poder político y con su poder constitucional para llamar al orden a las personas y castigar al que haya que castigar.
En mi opinión, concluye, el gobernador debe de hacer más política; debe gobernar más y hacer menos giras; debe intervenir en los conflictos con el poder de que está investido y anticiparse a ellos para evitar que detonen o se vuelvan más desafiantes.