El Universal publicó ayer un reportaje estremecedor respecto de las agresiones del crimen organizado contra médicos pasantes que hacen su servicio en clínicas y hospitales del país. San Luis Potosí destaca por colocarse en los primeros lugares en casos de agresión.
Sería interesante conocer lo que al respecto pueda decir la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y su Facultad de Medicina.
Según información de ese rotativo nacional, la Secretaría de Salud dio respuesta a una solicitud de información respecto del número de agresiones a pasantes de medicina, de 2007 a 2015: documento 34 casos. A esa información, se sumaron datos de una investigación del Instituto Politécnico Nacional y el número de casos asciende a 84, de los cuales 11 corresponden a pasantes de la UASLP.
El primer lugar en número de casos es Nayarit con 15 y le siguen San Luis Potosí y Zacatecas con 11 cada uno.
Entre las principales agresiones, destaca el ingreso de personas armadas a los hospitales y clínicas para exigir atención inmediata, pero también hay amenazas, acoso sexual, robos, intentos de violación y agresiones físicas.
Hasta donde se tiene conocimiento, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí a través de su rector, Manuel Fermín Villar Rubio no ha denunciado públicamente los hechos, así como tampoco lo hicieron anteriores rectores.
Desde hace unos años, a raíz de serios problemas de inseguridad en planteles universitario se impuso un programa más decorativo que eficiente y más artificial que debidamente estructurado para que “nos cuidemos” entre universitarios.
En las áreas de Servicios Escolares de las escuelas y facultades se apilan los trípticos de información sobre las medidas preventivas de seguridad que habría que tomarse en estos años de violencia y crecida de la delincuencia.
Pero no ocurre nada, solo aquellos incidentes menores de algún robo, un acoso o agresión fuera de las aulas.
La UASLP no ha rendido algún informe especial relativo a ese programa de seguridad en el que se pueda dar cuenta de las acciones que se toman y los casos de delitos y agresiones de la delincuencia que se hubiesen presentado. Hay un secreto absoluto.
Lo que ocurre o ha sucedido con el paso de los años a los pasantes de la Facultad de Medicina obligan a que se informe de esos 11 casos de agresiones. No puede haber una institución de “excelencia” como se precia de serlo la UASLP, si sus futuros médicos pasan zozobra y son agredidos.
Villar Rubio está “contento” porque se va a reelegir. Tal vez ahora ya haga lo que le toca para dar seguridad a los estudiantes y pasantes de la Universidad.