Los pretextos para el gris procurador de Justicia, Federico Garza Herrera para resolver los casos que llegan a la institución son tan inagotables como su incapacidad. Es decir, si para investigar y atender los reclamos de procuración de justicia fuera tan ingenioso como lo es para poner pretextos, no habría duda que sería el Procurador más eficiente en el país.
Estamos a unos días de que se cumplan ocho meses de la muerte del pequeño Diego en el marco de las actividades del Camping de Verano 2015 de la UASLP y la Procuraduría no sabe qué hacer o mejor, no quiere hacer nada.
Como lo reportó Astrolabio hace un par de meses, en entrevista, Garza Herrera había asegurado que las investigaciones estaban por concluir, que únicamente faltaba hacer una prueba con un robot en la reconstrucción del hecho fatal en que Diego murió ahogado.
Pasaron los dos meses y ni una cosa ni otra, sino todo lo contrario.
A ocho meses del suceso, no hay mayor avance porque a decir de Federico Garza hay amparos que lo impiden. La imaginación del Procurador es inagotable, lo cual representa un serio peligro no solo para la institución sino también para la sociedad, pues pudiera ser que le agrada mentir y engañar.
Eso decididamente no es lo mejor que se puede esperar de un Procurador de Justicia, pero todo hace indicar que ante el estancamiento de las investigaciones, no le queda de otra sino inventar cosas.
Garza Herrera acaba de pasar las de Caín con el asunto del equipo de espionaje que ni él mismo sabía donde estaba ni para qué servía, lo cual implica que su decaída imagen no está como para seguir coleccionando puntos en contra.
Hay que decirlo, uno de los puestos que mayor desgaste provocan es el de Procurador, la imagen del funcionario se debilita fácilmente. Por regla general, los procuradores no duran mucho tiempo, pero en este caso, Federico Garza parece estar dispuesto a irse más pronto de lo esperado.
Si no es capaz de impulsar investigaciones serias y responsables y también profesionales sobre la muerte injusta de un niño, está claro que no tiene capacidad para ocupar el cargo.