Por: Antonio González Vázquez.
Ayer fue el Día del Policía y los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública celebraron el acontecimiento, pero sin el gobernador. A Juan Manuel Carreras López no le interesó acudir al evento al que acudieron unos 500 policías de todos los rangos y de todas las regiones.
Días antes, el mandatario tampoco asistió a los funerales y a la ceremonia en la que se hizo honores a los policías ejecutados en la madrugada del pasado martes.
Es extraño al tiempo que inexplicable, parece que al gobernador no le gusta estar cerca de los policías: no le gusta atestiguar el dolor, el llanto, la tristeza, la desolación y el luto de los familiares de los policías caídos, pero ahora se ve que tampoco le agrada verlos contentos en el Día del Policía.
Pareciera ser una nimiedad pero no lo es. Al gobernador no está con sus policías ni en las buenas ni en las malas. No se trata simplemente de cumplir un protocolo sino de mostrar solidaridad e incluso, agradecimiento; evidenciar reconocimiento y ofrecer apoyo.
A los policías potosinos no les ha ido bien desde el arranque de la administración de Carreras de tal modo que van once muertos en distintas circunstancias y da la impresión de que al gobernador le tiene sin cuidado.
En esa ceremonia, los asistentes rindieron homenaje a esos policías caídos en el cumplimiento de su deber con un minuto de aplausos: el gobernador Carreras no estaba presente pese a la difícil circunstancia que vive la corporación.
Por decir algo: llegaron a la entidad 120 elementos de la Policía Federal en el marco de la estrategia de apoyo a los 50 municipios con más violencia en el país, entre los que se incluye la capital potosina.
En la ciudad, se comete el 44 por ciento de todos los homicidios dolosos del estado, lo que supone que en el último año la capital ha entrado a una espiral de violencia irrefrenable. Los policías estatales son los que hacen frente a la situación y no han podido con el reto.
Por eso vienen los federales, porque ante la incapacidad local se piensa, de manera peregrina, que los federales sin podrán hacer algo, aunque sea de manera momentánea, pero algo se logrará.
Pero si el gobernador del estado no da señales de apoyar a su policía, entonces lo que ocurre es que los agentes se sienten sin respaldo y abandonados. Tal vez no sean los mejores, los más aptos o los más audaces, pero son los que están en la calle, enfrentando a los delincuentes.
“Reconocer y apreciar el valor de mujeres y hombres, que día a día, salvaguardan la integridad de la población arriesgando su vida en defensa de los derechos de los ciudadanos de San Luis Potosí, es un acto de justicia”, esto es algo que debió decir el gobernador Carreras, pero lo dijo el Secretario de Seguridad, Arturo Gutiérrez, el autoevaluado con 10 de calificación, quien por cierto, no goza de la credibilidad generalizada de la sociedad.
La situación de inseguridad es compleja y delicada, el incremento en homicidios, robos, extorsiones y secuestros durante el último año confirma el fracaso del gobernador Carreras en su eje de San Luis Seguro.
No hay duda, la estrategia de seguridad de Carreras es un rotundo fracaso. La cifra es contundente: 620 homicidios en su gobierno hasta el mes de noviembre.