Por: Antonio González Vázquez.
Bajo la tutela de Manuel Fermín Villar Rubio, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí continúa estancada. No avanza, no crece ni se enaltece, se encuentra paralizada, inmóvil. Solo en el discurso existe la excelencia, en los hechos, es solo una ilusión, parte de la jerga narrativa del poder universitario. El Ranking de Universidades 2016 así lo demuestra.
El Ranking de Universidades 2013 colocaba a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí en el lugar trece y desde entonces no se ha movido. Desde que Villar Rubio sustituyó a Mario García como rector en el ya lejano 2012, la Universidad está anclada en una especie de mediocridad supina. Es decir, sabemos que no mejoramos, que no avanzamos, pero creemos que estamos muy bien.
Cierto, subió un peldaño, pero un año después volvió a caer, lo que supone que la Universidad se movió para llegar al mismo lugar.
La Universidad Autónoma de San Luis Potosí está tan lejos de las instituciones más importantes del país que ya hasta quien al hablar de la UASLP utiliza el sinónimo de Máxima Casa de Estudios, debería de pensárselo dos veces antes que alguien estalle en carcajadas.
La UASLP está tan lejos de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey que es de dar pena.
¿Entonces por qué el Consejo Directivo Universitario reeligió hace unos meses a Villar Rubio?
Simple, porque él es el CDU de la UASLP y sí él decide, todos deciden lo que haya decidido él, así es la autonomía universitaria; por eso, la Universidad no se mueve del treceavo lugar.