Por: Antonio González Vázquez.
La Auditoría Superior del Estado se encuentra en una disyuntiva: hacer respetar la ley o inclinarse, sumisa, ante el presidente municipal capitalino, Ricardo Gallardo Juárez.
El perfil del auditor, José de Jesús Martínez, permite anticipar que se declinará a las obligaciones y responsabilidades legales que tiene la ASE para favorecer, con abyecta sumisión, al edil.
De hecho, la ASE tendría que sancionar doblemente al alcalde porque el Consejo Estatal Electoral acreditó dos irregularidades sancionables por el presunto ente fiscalizador: violación del artículo 134 constitucional y desacato a las medidas cautelares dictadas respecto de eliminar la palabra gallardía en donde quiera que estuviese presente.
El expediente del caso fue turnado a la ASE donde ya se revisa muy cuidadosamente, decimos cuidadosamente porque se afanan en buscar un ángulo que les permita evadir el tema. Tienen la intención de rechazar el expediente porque no quieren molestar al señor presidente municipal.
El auditor Martínez Loredo podrá olvidarse de muchas cosas pero no de que bajo ningún motivo se puede poner en tela de duda la honorabilidad del presidente municipal, vaya que para eso está él, para responder como si fuera su empleado.
No tardará mucho en anunciar que o no le competer a la ASE o que no hay motivo para sancionar a Ricardo Gallardo, a quien el auditor limpió eficientemente en caso de Sandra Sánchez Ruiz y la sospechosa compra de medicamentos en la Cuenta Pública municipal.
La ASE es una institución sumamente desprestigiada, tanto como la legislatura actual, si por al menos en una ocasión hacen lo que les toca, quizá podría recobrar algo de autoridad, confianza y credibilidad, conceptos que no les caracteriza en su actuar.