Caja Negra: Soledad de Graciano Sánchez (o debe decirse, de los Gallardo) hundido en la violencia

Por Antonio González Vázquez

Soledad de Graciano Sánchez, el principal bastión clientelar y electoral del gallardismo vive uno de los peores momentos de su historia. Nunca antes se había dado sobre esa localidad tanta violencia sin que el gobierno municipal haga algo.

Mientras criminales, delincuentes y pandilleros hacen de las suyas a diario, la autoridad brilla por su ausencia. El alcalde Gilberto Hernández Villafuerte está dedicado a hacerle campaña a su jefe, Ricardo Gallardo, en vez de dedicarle tiempo a lo fundamental para la gente que es vivir en paz.

Ejecutados casi todos los días, homicidios en todo momento, cuerpos colgados en puentes o abandonados en la vía pública, los robos y las extorsiones, las constantes riñas tan violentas como cruentas entre pandillas.

De todo ocurre en Soledad de Graciano Sánchez y el presidente municipal en asuntos relacionados a las elecciones del año que entra.

La policía municipal tan ineficiente como incompetente e inoperante, sin estrategia y sin programas de prevención del delito. Por eso pasan tantas desgracias, como la de ayer, cuando una joven mujer fue agredida sexualmente y herida a bordo de un autobús de transporte de personal.

Para desdoro municipal, el vil acto ocurrió en la avenida Ricardo Gallardo Cardona, aunque la gente la sigue llamando por su nombre real: avenida San Pedro. Un crimen tan atroz en la calle que la gallardía bautizó con el nombre del Gallardo Junior.

La realidad de Soledad es simple. Es el segundo municipio más violento del estado, solo por detrás de la capital. Entre ambos municipios perredístas se comete el 75 por ciento de todos los delitos del estado y sus alcaldes ni se enteran, o más bien, hacen que no sabe nada.

Su lógica es tan simple como primitiva: mejor nos ocupamos de las tortillas, de los garrafones de agua y de las mochilas, los problemas de inseguridad que los atiendan Peña y Carreras.

Mayor irresponsabilidad, imposible.

Y tampoco es de extrañar que en Soledad no se cuide a las mujeres, prueba de ello es que a la mesa de trabajo que convocó el Instituto de las Mujeres para abordar el tema de las acciones por la Declaratoria de Alerta de Género, el alcalde Gilberto Hernández ni siquiera se presentó.

El caso de la violación sexual y agresión física a la joven es muy grave, lo deseable es que el ayuntamiento de Soledad ya se ponga a trabajar.

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