Por Antonio González Vázquez
La Procuraduría General de Justicia está demostrando con creces su inutilidad, no sirve, no funciona, es un remedo de institución. Su objetivo legal es procurar justicia y en los hechos lo que hace es alimentar la bestia de la impunidad.
El triunfal regreso a la vida pública de los diputados involucrados en la Ecuación Corrupta representa el fracaso de una institución que no funciona. Por supuesto, el cambio a Fiscalía General no modificará nada, dado que la burocracia de ahora será la misma de mañana.
Los mismos incompetentes de la Procuraduría serán los mismos incompetentes en la Fiscalía, solo que en otro cargo y con mejores sueldos.
¿Que clase de funcionarios tiene esa institución que en más de seis meses han sido incapaces de resolver el caso que mayor indignación ha provocado en mucho tiempo a la sociedad?
La mayor ignominia es que el Ministerio Público haya entregado una carta exculpatoria a los diputados de la Ecuación Corrupta, en la que les dicen que nadie los ha acusado de nada.
¿Entonces que investigaciones realiza el MP que se conforma con transcribir simples declaraciones sin apurarse a investigar nadie?
No se podía esperar otra cosa de un Fiscal Carnal.
Todo apunta que el caso será enterrado bajo la pesada loza de la ineficiente burocracia de la Procuraduría. Seis meses después, solo les ha alcanzado para entregar a los diputados un oficio para que lo utilicen como prueba de inocencia.
No es pesimismo, es realismo: la Ecuación Corrupta está por cerrarse como caso judicial. No hay voluntad política para castigar a los corruptos. Hay instrumentos legales y muchos, pero están de adorno.
Citaron, dice, a setenta personas a declarar y de eso no lograron nada. A ese acto burocrático le llaman investigar, a eso le llaman abrir una carpeta de investigación, a eso le llaman procurar justicia.
Es patético.
La Procuraduría es tan patética como eso de que “regreso con las manos limpias, con la frente en alto”; es tan patética la Procuraduría como eso de que “regreso a legislar, regreso a representar a mi distrito”.
El estercolero no puede estar peor.