Por: Antonio González Vázquez.
¿Cómo explicar tanta alegría? ¿De dónde viene ese arranque de risa? ¿Por qué esa profusa exaltación de felicidad? ¿Tan colmado de dicha está? ¿Alguien le estará contando un chiste? Sí, tal vez sea eso, alguna ave de mal agüero le ha de haber previsto hace meses, que con el cambio de gobierno se pondría a estricta revisión la era del toranzato, empezando por el del exitoso y fructífero cargo de vicegobernador y le han de haber dicho, “cuídate Cándido porque a los potosinos no les gusta la corrupción y al doctor tampoco”. Ajá, de eso se ríe de manera tan abierta como necia. Acusado de ser el gobernador real en el pasado sexenio, el sonriente diputado federal por el Partido Verde posa con el gobernador quien parece no entender a que va tanta fiesta de Cándido. A diferencia de Cándido, el gobernador muestra una sonrisa tímida, cansada, distante, como de alguien que no está contento con la compañía que tiene a su lado. Ahí los tiene, Gobernador y ex Vicegobernador, juntos a fuerza en el auditorio Plutarco Elías Calles del Partido Revolucionario Institucional el 23 de enero pasado. Se entiende la sonrisa socarrona del ex procurador y ex secretario general de gobierno: mientras muchos exigen que se investigue a María Luisa Ramos, él se placea, reparte abrazos, saludos, apretones de manos y su nueva sonrisa sin anteojos. Anda tan despreocupado que sabe muy bien que si en peregrina ocasión llegan a investigar a la pareja Toranzo, él será exculpado de cualquier mal pensamiento. Por eso sonríe, porque en San Luis Potosí se puede manejar el poder público, como venga en gana que para eso existe la mayor institución de los mexicanos: la impunidad. Cinco meses ha que inició el gobierno de Carreras y ningún expediente del pasado ha sido abierto sino todo lo contrario, por eso se ve en la imagen a un gobernador nada contento, como quien se sabe atado de manos y en silencio conveniente o como se dice, políticamente correcto. La impunidad es como pegarle al gordo: da felicidad para toda la vida, de ahí ese talante de felicidad exagerada de quien, decía Martín Toranzo, era quien gobernaba el estado entre 2009 y 2015, el sexenio del Vicegobernador. Es una alegría natural, mientras en los periódicos se hablan de las presuntas tropelías y excesos de la doctora en el DIF, el alegre diputado federal tiene arrestos para reírse hasta del gobernador, perdón, con el gobernador.