Por Victoriano Martínez
Los cargos ya están asignados.
En el Congreso del Estado: 13 diputaciones a mujeres y las restantes a 14 hombres.
En los Ayuntamientos: 16 mujeres como presidentes municipales y 42 hombres en el resto.
En el Cabildo capitalino: nueve mujeres y nueve hombres.
Se avanzó en la paridad de género, celebra el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana.
También será la primera vez que el Congreso del Estado se integre con tan pocos personajes que ya hayan ocupado una curul anteriormente.
Sólo cinco de los 27 tienen el antecedente de haber sido diputados.
La LXII Legislatura tendrá 22 legisladores que lo serán por primera vez.
Son 22 personas que abren la esperanza de que el Poder Legislativo se pueda diferenciar de sus antecesores.
Diferenciarse de esos sobre quienes pesan señalamientos por haber institucionalizado la corrupción, y haber conformado un esquema de crimen bien organizado para defraudar al erario.
Son 22 contra cinco que podrían inducirlos a las malas prácticas. De ellos depende hacer de la próxima la que rompa la inercia de que cada nueva Legislatura resulta peor que la anterior.
Tan mala ha sido la LXI Legislatura, que podría decirse que la tienen fácil para responder a las expectativas ciudadanas.
Eliminar la corrupción institucionalizada en el Congreso del Estado y romper y poner candados al esquema criminal para defraudar al erario, son las primeras tareas que deberán acreditar los nuevos diputados.
Exhibir públicamente los perjuicios de tal actuación de sus antecesores, así como los que provocaron con la ecuación corrupta, ante la que además deberán crear mecanismos de transparencia que impidan la repetición de tal aberración.
La LXI Legislatura cayó tan bajo, que si la LXII Legislatura no comienza por diferenciarse –incluida una reducción a sus salarios e ingresos adicionales–, más pronto que tarde provocará las reacciones ciudadanas que tanta corrupción en la que hoy aún no termina provocaron.
En los Ayuntamientos hubo nueve alcaldes que lograron la reelección.
En las elecciones municipales sobresale, por haber sido un intento de reelección fallido, el caso de la capital. Sobre todo por el historial de trapacerías exhibidas públicamente y bastante documentadas.
Así como a los diputados les corresponde desmantelar esquemas de corrupción, exhibir los perjuicios y evitar que haya impunidad, a Xavier Nava Palacios y su Cabildo –sobre todo quienes integraron su planilla– les corresponde hacer lo propio.
Los cargos ya están asignados. Y no sólo se sabe quién los ocupará. Sino que esos nombres son de quienes tienen la responsabilidad de limpiar la casa, hacer un inventario de daños, deslindar responsabilidades… y evitar que vuelva a imperar la impunidad.