Carrera contra el tiempo en las casillas electorales

María Ruiz

En un día crucial para la democracia, la impaciencia se apoderó de los ciudadanos que madrugaron con la esperanza de ejercer su derecho al voto. Las casillas electorales, sin embargo, parecen haberse sumido en un letargo inoportuno.

Desde las primeras luces del día, los votantes se reunieron en la casilla 903, ubicada en el Edificio Central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).

La ansiedad creció a medida que el reloj avanza y las puertas permanecen cerradas. Algunos, con la urgencia de cumplir con sus responsabilidades, se vieron obligados a retirarse, resignados ante la incertidumbre.

En el interior del recinto, los funcionarios de casilla se afanan en el conteo minucioso de las boletas. Cada marca, cada cruz, representa la voz de la ciudadanía. Sin embargo, el tiempo apremiaba y la paciencia se desgastaba.

La situación se repitió en la casilla 1023 y en la 928, en las colonias Garita de Jalisco y San Miguelito. Allí, los vecinos llegaron desde antes de las 8:00 de la mañana, expectantes y llenos de propósito cívico, pero el reloj avanzó inexorablemente, y las puertas permanecieron cerradas hasta 10 minutos antes de las 9 de la mañana.

La sorpresa se mezcló con la confusión cuando descubrieron que la ubicación tradicional de la casilla contigua en la garita de Jalisco había cambiado.

Una carrera contra el tiempo, en donde la democracia se mide en minutos.

Los ciudadanos, con su paciencia agotada, anhelaban que las urnas se abrieran y sus voces fueran escuchadas.

La espera se prolongó hasta las 9:05 de la mañana en las calles, y los ciudadanos, con su paciencia y su voto, esperaron hasta depositar su boletas en las urnas.

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