Ciudad de México (19 de abril de 2016).- Con la premura de ganar la nota, la prensa regia dio por válida la versión, sin antes verificar, de que Alexis y su victimario eran novios que discutían antes de que éste accionara el arma de fuego y le arrancara los suspiros. Nada sabían de ella en realidad.
No sabían que, por ejemplo, era apenas una adolescente de 17 años de edad, que soñaba con ser veterinaria, pero ocupaba su tiempo libre como porrista de equipo colegial de futbol americano. Descrita como una persona educada, amable y cariñosa, antes de ser cobardemente asesinada, intentó salvarle la vida a un pajarillo caído del nido.
“Alexis es muy especial”, con esa sentencia su tía se encargó de difundir la versión real de su asesinato, perpetrado en plena luz del día, en el porche de su casa, frente a los ojos de su madre Mónica y su hermana Sharon, compañera porrista y de vida, tan sólo un año menor que ella.
A través de una especie de carta publicada en la red social Facebook, Carmen García Núñez, hermana del padre de Alexis, narró de forma estremecedora el caso de su sobrina, quien como muchas mujeres fue víctima de una sociedad que continúa justificando la violencia feminicida de alguna forma.
En este caso, los primeros reportes indican que fueron celos, como si las mujeres fueron una propiedad, merecedora de violencia en los intentos por recuperarse. Sergio Arturo Alanis, el asesino, fue su primer novio. Tiene 23 años; vecino de toda la vida, era conocido y bien recibido por la familia García Gamboa, tanto que fue invitado a la fiesta de XV años de la prima Carito, cuando su tía vio por última vez a Alexis.
Como si se hubiese tratado de una señal, Carmen recuerda que ese día, a pesar que cantaba y bailaba, una estela de tristeza le emanaba del rostro, indicios de que algo en su relación no andaba bien. Parecía que buscaba escapar de algo o alguien, ella lo notó, pero tampoco le dio demasiada importancia, y hasta el momento es algo que, aunque analítica, se reprocha.
Según narra, la tarde del domingo 17, pasado el mediodía, su cuñada Mónica Gabriela Gamboa González se preparaba para asistir junto con sus hijas a un juego de americano. Sharon participaría como porrista y necesitaba el apoyo familiar. Pero al salir de la casa ubicada en la colonia sureña Villas las Fuentes, Sergio las esperaba con un mensaje de muerte.
No sólo le perforó la tráquea a Alexis. Cuando ella se encontraba tendida frente a su casa, con la vida marchitándose, el sujeto canalizó su odio, contra Sharon y su madre, a quienes golpeó en la cabeza de forma tan severa, hasta dejarlas en el suelo, rodeadas de un enorme charco de sangre.
Cometido el crimen, Sergio escapó a bordo de una camioneta, aunque a las pocas horas fue capturado por elementos de la Fuerza Civil, sobre el Antiguo Camino a Villa de Santiago. Al momento se desconoce el origen del arma utilizada, la única certeza es que asesinó a tres mujeres, todas inocentes, sólo porque Alexis tenía un nuevo novio, al parecer un miembro del equipo colegial. Ese fue el “pecado”.
Aunque los servicios de emergencia, y el personal médico, intentó de todas las formas mantener con vida a Alexis, nada fue útil y pereció a los pocos minutos de haber ingresado a urgencias. A pesar de las heridas en el cráneo, su madre salió bien librada. Sharon por su parte, tuvo una operación exitosa en el Hospital Universitario.
Ahora toca la recuperación, física y mental, tan necesaria una como la otra, aunque la segunda más dolorosa y estrujante que la otra. Porque las heridas sobre la piel cicatrizan rápido, máxime con la ayuda de medicamento, pero las provocadas en el alma por la ausencia, hay ocasiones en que nunca se cierran.
Con la resignación de tener o deber sobrevivir, espera que la muerte de su sobrina sirva de algo para quienes la sepan. Ya sea a nivel familiar, como mujeres o en general como sociedad, y no se ignoren señales como las que mostró en aquella fiesta.
“Las autoridades están investigando lo obvio. Yo en mis adentros, y esta es especulación mía, no fue cosa de una vez y ya. Yo creo que no era la primera vez que él manifestaba esta violencia contra mi sobrina. Yo creo que ella no dijo nada para no preocupar a nadie, porque igual pensaba que nadie la podía ayudar”, sentenció al final del escrito.
Fuente: Letra Roja.