Antonio González Vázquez
La estrambótica alianza del PRIANRD con César Octavio Pedroza Gaitán como su candidato al gobierno del estado, sigue dando tumbos que exhiben su ausencia de principios.
Sin pudor, muestran el tamaño de las ambiciones que prohijaron la alianza, Sí por San Luis. Inconsecuentes en extremo y convencidamente desmemoriados festinan la suma de apoyos a la candidatura del panista.
El sábado reciente, en una ceremonia de aroma vetusto que hacía un guiño a los viejos tiempos del carro completo, cuando los dirigentes obreros ofrecían los votos de los trabajadores a los candidatos del PRI, se abrieron las puertas de la sede de la Confederación de Trabajadores de México para recibir a un panista.
En las elecciones federales y locales de 2018, se aliaron el PAN y el PRD con Movimiento Ciudadano. En ese entonces, el jerarca de la CTM, Carlos Aceves del Olmo, al referirse a esa alianza la describió: es como querer cruzar un guajolote con un pato, que ni huevos dan.
Hoy, tres años después, el PRI y la CTM, se agregan a tan antinatural experimento de cruza de aves que con burla propuso el líder obrero, uno de esos dinosaurios que se resisten a la extinción.
Siguiendo esa analogía del dueño de esa central obrera, ¿Qué ave sería entonces el PRI, una de corral como una gallina, o una carroñera como un zopilote?
Es grotesco. Y lo peor, es que ni huevos dan.
Pues bien, el sábado hubo fiesta en la CTM, que dicho sea de paso, se define como un sector histórico, baluarte de las luchas de nuestro partido: el PRI.
El anfitrión: Emilio de Jesús Ramírez Guerrero, quien desde los inicios del nuevo milenio no se ha cansado de reelegirse como secretario General de la Federación de Trabajadores en el Estado.
Por supuesto, él nunca se ha querido reelegir, pero como se lo piden las bases, pues sigue entregándoles su vida.
El líder obrero no se anduvo por las ramas y calificó la visita de Pedroza como histórica porque rompemos paradigmas: los cetemistas que antes adulaban sin medida y se inclinaban al paso del abanderado del PRI al que exaltaban como amigo de los trabajadores, ahora erigieron a Pedroza como candidato de la CTM.
Esta clase de espectáculos, poco o nada representan ya para la ciudadanía, tienen mínima repercusión política y electoralmente es algo anquilosado, sin embargo, fue cacareado como un evento de enorme significado bajo la peregrina idea de que fortalece al candidato.
Desde hace muchos años que los obreros dejaron de ser borregada electoral para el PRI; consecuencia de ello, es que el sector obrero no ha logrado revertir el prolongado período de decadencia en el que cayó.
Hubo un tiempo, desde Fidel Velázquez, en que la CTM ofrecía hasta 20 millones de votos para el candidato presidencial del tricolor. Eso se acabó, no solo porque la legislación prohíbe el voto corporativo y la coacción, sino porque los propios trabajadores quedaron hartos del Revolucionario Institucional.
En las ruinas de la CTM, aunque siga afiliando a decenas de miles de trabajadores en el estado, no puede más sino comprometerse a promover el voto. No hay en México nadie más desacreditado que un dirigente obrero que no solo se hace millonario, sino que además ambiciona el poder político como Emilio de Jesús Ramírez Guerrero.
Pero en el evento, Pedroza estaba exultante y feliz. Se engaña a sí mismo. Le dio su apoyo un líder charro.
La visita de hace unas semanas del ex presidente Felipe Calderón flaco favor le hizo a la campaña de Pedroza; es lo mismo con el respaldo de la CTM y Ramírez Guerrero.
Ambos, impresentables.
Ese concepto de impresentable lo tomó el candidato Pedroza ante los jefes y dirigentes delegacionales de la CTM: nos tenemos que morir en la raya, no podemos permitir que vengan a gobernar los impresentables; no debemos permitir ese pecado de dejarles el estado a los que quieren convertir a San Luis Potosí en la caja chica, porque en Chiapas se les está acabando y ahora el Partido Verde viene por la entidad potosina, no lo podemos permitir, sería la peor tragedia.
Con esa diatriba tan insulsa acerca de los impresentables, ya se le olvidó que no hace mucho se fotografió en amable saludo con Ricardo Gallardo Cardona al que de pura casualidad se encontró.
Pedroza en la CTM, hablando de impresentables ante impresentables como sus aplaudidores de ocasión y conveniencia.
La campaña del PRIANRD o la cruza de guajolotes con patos y lo que resulte, anda a tumbos desesperados en el intento de presentar una imagen vigorosa que en los hechos, luce escuálida.
A mes y medio de las elecciones, la candidatura de Pedroza parece tan frágil como al arranque de campaña: mucho ruido, un enorme aparato de comunicación y propagandístico que producen información notablemente insulsa a destajo, la adhesión de viejos cuadros de los partidos postulantes, un mensaje triunfalista como antídoto contra los nubarrones que se avistan, una actitud sobrada del candidato y un discurso blandengue e inofensivo que no despertaría el sueño de un infante en la cuna.
Así va, ni modo que digan que no. Puede ser que al final la candidatura forme parte del Combo que se van a comer otros impresentables.