Centinela: El PED de Gallardo desdeña el libro y la cultura

Antonio González Vázquez

El notable escritor y periodista Juan Villoro está convencido de que para superar la grave situación de violencia que impera desde hace décadas “no hay programa de solución más fuerte que la cultura”.

Esa noción de quien desde el año 2006 criticó fuertemente el inicio de la guerra contra el narcotráfico, por el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa, en San Luis Potosí no la comparte el gobierno estatal.

El Plan Estatal de Desarrollo 2021-2027 recientemente aprobado por el Congreso del Estado es de una pobreza lamentable en el tema de la cultura.

Ofrece: “garantizar el acceso a bienes y servicios culturales a la población de las cuatro regiones del estado, ampliando y diversificando la oferta cultural con eventos de calidad como la FENAPO en la ciudad y algunos festivales gratuitos”.

Seis son las estrategias: “ofrecer los mejores festivales y actividades culturales del centro del país; implementar y difundir una oferta cultural diversificada y de calidad con enfoque de inclusión, igualdad y equidad de género; fomentar el hábito de la lectura, la creación literaria, la publicación y difusión de las obras de artistas.

Y: “promover e impulsar el desarrollo de habilidades artísticas y culturales con igualdad y calidad; fortalecer la creación, aprovechamiento, rehabilitación, equipamiento y mantenimiento de espacios culturales, difundir el patrimonio Cultural del estado en el ámbito local, nacional e internacional”.

Tanta ambigüedad asusta.

Para el gobernador José Ricardo Gallardo Cardona, las Ferias nacional o regionales son cultura.

Y lo son, pero solo en parte. En los hechos, son pachanga.

Lo más grave de todo, es que las Ferias es la estrategia principal a implementarse durante los próximos seis años.

El sábado, luego de la inauguración de la Feria Nacional del Libro de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Juan Villoro le dijo a la reportera Ruth Salazar que “la cultura y la educación son el camino para la eliminación de la violencia”.

El Plan Estatal de Desarrollo no menciona un producto fundamental: el libro.

Y tampoco, el lugar que los aloja: la biblioteca.

La estrategia dice: “fomentar el hábito de la lectura”.

Pero no define cómo; es una simple frase suelta pensada para llenar un pequeño espacio en ese Plan Estatal.

Villoro destacó una de las claves para que la cultura sea solución: la “voluntad política para generar una sociedad más informada”, en cuyo caso, lo “fundamental es educar a la juventud”.

El gobernador Gallardo dice ser aliado del presidente Andrés Manuel López Obrador y del gobierno de la 4T, pero no ha volteado a ver qué se hace a nivel federal para hacer de la cultura y del libro, un instrumento de combate a la inseguridad.

El Fondo de Cultura Económica que dirige el escritor, cronista e historiador, Paco Ignacio Taibo II, impulsa un programa de lectura asombroso: círculos de lectura en todo el país, acceso a libros a costos risibles como doce pesos, la apertura de librerías y de bibliotecas públicas, entre otros.

Hace unos meses iniciaron la distribución gratuita de dos millones de libros fundamentales de la literatura mexicana.

El Plan ignora groseramente todo eso.

Tanto en los ejes de educación como de cultura, no es más que una estrategia burocrática que no lleva a nada.

El Sistema de Información Cultural de la Secretaría de Cultura federal reporta que en San Luis Potosí existen solamente 119 bibliotecas públicas, muchas de ellas, raquíticas en su acervo y sin programas de vinculación; otras, en manos de ayuntamientos que las tienen de adorno, sin recursos, olvidadas.

Restaurar el tejido social tan lastimado y maltrecho en un ambiente de violencia, requiere de una enorme transformación cultural a partir de las escuelas y la familia. Es un proceso de largo plazo que los gobernantes suelen dejar de lado.

El gobierno de Gallardo tiene el ojo puesto en el negocio de las Ferias gratuitas a las que la gente va a divertirse: los conciertos masivos con grupos musicales o artistas que incluso tienen entre sus obras verdaderas apologías de la violencia, son las estrellas.

La Feria Nacional de la Enchilada en Soledad de Graciano Sánchez y la Feria Nacional de la Huasteca son ejemplo de ello. Luego vendrá la FENAPO donde lo más relevante es que será gratuita.

Habrá por supuesto, expresiones de la cultura regional, exhibición de artesanías, muestra gastronómica, bailes folclóricos y la parafernalia propia de la visión oficial de la cultura, sin embargo, eso palidece ante una banda que toca corridos.

¿Cuántas bibliotecas se crearán en el sexenio?

A la luz del Plan, ninguna.

Se mantiene una versión institucionalizada de la cultura, pragmática en lo estructural: tenemos bibliotecas, museos, centros e institutos, luego entonces somos cultos, han de pensar.

Cientos de miles de despensas a repartir, cero libros, esa es la cuestión.

Lo deseable es que la cultura y el libro tuviesen la misma atención que la ofrecida a Julión Álvarez, lamentablemente, no es así.

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