Antonio González Vázquez
Tener a un policía como presidente municipal no le ha servido de mucho a los capitalinos. La ciudad rezuma violencia.
En la última semana dos eventos mortales significativos.
En la madrugada del 20 de febrero, en la emblemática avenida Carranza a unas cuadras de la Plaza de Armas, un hombre fue asesinado con arma de fuego afuera de un antro.
Poco antes de la medianoche de ayer, otro hombre fue asesinado a tiros; ahora en la calle Iturbide, ya en el Centro Histórico de la ciudad. El crimen, fuera de un antro.
Dos incidentes mortales en cercanías del Palacio Municipal y del Palacio de Gobierno; dos crímenes en un área donde tienen asiento los servidores públicos obligados a garantizar la seguridad física y patrimonial de las y los ciudadanos.
Las presuntas riñas entre los asistentes a los antros serían la causa de los homicidios, lo que refleja el elevado riesgo que enfrentan quienes se aventuran en busca de diversión en establecimientos donde al parecer no hay control de nada.
El presidente municipal, Enrique Francisco Galindo Ceballos, de formación policíaca, ha garantizado a los capitalinos que tienen una ciudad segura. El entorno revela lo contrario. Esos dos sucesos solo marcan una pequeña parte del enorme problema.
En el primer cuatrimestre del Ayuntamiento de Galindo, se han cometido 73 homicidios dolosos, de acuerdo con datos de Semáforo Delictivo. De octubre de 2021 a enero de 2022, 18.25 asesinatos, promedio mensual.
La capital es el municipio de mayor incidencia homicida, lo cual no deja bien parado a un alcalde que se precia de su trayectoria al mando de corporaciones policíacas en los tres niveles de gobierno.
En el último reporte de la titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, colocó a la capital potosina entre las veinte ciudades más peligrosas del país por la incidencia de delitos del fuero común.
Según ese informe, durante el mes de enero en México disminuyeron los homicidios dolosos 14.4 por ciento, pero en la capital no se observó eso.
La frecuencia de asesinatos en la ciudad ha sido así de acuerdo con los datos más recientes: octubre, 21; noviembre, 17; diciembre, 18; enero, 17.
En ese delito algo no está haciendo bien el gobierno de Galindo. La policía municipal tiene como función esencial la prevención.
En ese sentido, vale tener presente que se cumplió un mes desde que el edil dio el banderazo de salida a las nuevas patrullas y que, con ello, se estaría mostrando músculo, presencia y poderío en favor de la seguridad de la sociedad.
A la luz de los datos y de hechos, los crímenes más recientes en el Centro Histórico, los operativos implementados con patrullas y elementos mejor equipados, en realidad no han servido gran cosa.
La ciudad está también indefensa ante otros delitos como el robo, por ejemplo, en enero pasado, fueron robados 235 vehículos y 121 negocios.
La capital cerró el 2021, ya contando el primer trimestre de la nueva administración municipal con una percepción social de inseguridad por encima del 80 por ciento.
Da la impresión de que en la ciudad no hay autoridad.
En diciembre del año pasado, en la ceremonia oficial por el Día del Policía, el alcalde Galindo planteó su objetivo de hacer de San Luis Potosí la ciudad más segura del país y de tener a la mejor policía de México.
Ambos objetivos están a años luz de cumplirse.
Los sucesos sangrientos en antros de la última semana, ponen además sobre la mesa, la anarquía en la que operan los antros, a donde parece ser que pueden andar libre y tranquilamente personas en posesión de armas de fuego.
Más allá de los protocolos de vigilancia y seguridad que se apliquen en esos establecimientos, está la responsabilidad de la autoridad municipal que tendría que ser más rigurosa en sus labores de inspección, así como de vigilancia en el exterior.
Los dos crímenes de la semana se cometieron afuera de los antros, aunque las riñas habrían iniciado dentro.
¿Dónde estaba la policía?
Hasta el momento el saldo no es nada positivo para el Ayuntamiento, pues en la ciudad se cometen poco más del 40 por ciento del total de homicidios y robos de toda la entidad.
El policía alcalde no está haciendo bien su trabajo, su desempeño deja mucho que desear en las dos vertientes, de presidente municipal y de policía.
Tal vez debería poner más atención al cumplimiento de sus deberes y obligaciones, dejar de distraerse tanto en su recurrente tentación de caminar de la mano con el gobernador José Ricardo Gallardo Cardona.
Parece su subalterno.