Antonio González Vázquez
El primer capítulo de comparecencias de funcionarios estatales ante lo que hay en el legislativo fue tan decepcionante que, para este martes poco puede esperarse.
El remedo de Glosa del primer informe de gobierno es tan oprobioso que, bien se puede decir que dejaron la vara tan abajo que resultaría difícil caer más hondo.
Hace una semana, en la víspera del primer encuentro entre legisladores y servidores públicos, en este espacio se apuntó que los colaboradores del gobernador José Ricardo Gallardo, se sentirían como en casa.
La alusión, porque el mandatario había declarado recientemente en una visita al legislativo que su relación con el Congreso del Estado es tan buena que es como sentirse en casa.
Y así fue, eso fue lo que sucedió.
Comparecencias insustanciales en donde los asuntos públicos fueron simplificados en un ejercicio protocolario cargado de palabrería tan hueca y soporífera como inútil.
Secretarios y diputados ineptos dieron la espalda a una sociedad vulnerada en su derecho a saber.
La información resultante de las primeras cuatro comparecencias, no arrojaron nada distinto a lo que ya se sabía.
Para este martes, es predecible que ocurra lo mismo.
Las y los titulares de las Secretarías General de Gobierno, Seguridad Pública, Desarrollo Económico y Desarrollo Urbano, Vivienda y Obras Públicas fueron debidamente atendidos con “cortesía y respeto”.
Les plantearon preguntas simplistas y carentes de contenido, de modo que las respuestas llegaron en tono y forma similares. Todo debidamente planchadito para que no se molesten sus mercedes.
En la juerga periodística, se afirma que no hay malos entrevistados sino pésimos entrevistadores.
Esta especie se puede aplicar a las y los diputados.
Así como un entrevistado no está obligado a hablar de algo que no le han preguntado, los funcionarios no tenían por qué ir más allá de lo que fueron cuestionados.
Es decir, las y los representantes populares son los que cargan con la mayor parte de responsabilidad respecto del fracaso de la glosa.
Las comparecencias dejaron un amargo sabor de boca porque grandes temas y asuntos públicos quedaron fuera de los planteamientos a los funcionarios.
De por sí estamos ante un gobierno opaco y enemigo de la rendición de cuentas y cuando se tiene enfrente a unos cuantos secretarios se le interroga tímidamente, el resultado no podía ser otro sino el del desencanto.
En ese sentido, es necesario pasar a revisión a las fracciones de partidos en el Congreso.
Acción Nacional es la principal fuerza opositora y sus representantes en el legislativo debieron hacerse sentir. Mostrarse incisivos, agudos y críticos mediante cuestionamientos directos y punzantes.
No lo hicieron, lo cual confirma que ese partido se siente cómodo bajo la asfixiante suela del zapato verde.
La pasividad panista en el legislativo es reflejo del espejo de su dirigencia estatal.
Desde el Revolucionario Institucional, sus diputados dieron muestra de la ruinosa condición en que se encuentra el otrora partido de las mayorías. Su minúscula presencia en el Congreso quedó debidamente inscrita en la pobre participación ante los comparecientes.
Los autodenominados “revolucionarios” están dedicados a vegetar con cargo al presupuesto del ayuntamiento capitalino, donde invernan distinguidos cuadros del tricolor. Debieron pensar: si nuestro alcalde la lleva muy bien con el gobernador, para qué nos metemos en camisa de once varas con preguntas impertinentes, no se vayan a molestar.
De Movimiento Ciudadano que presume ser la tercera vía electoral y de ser el partido propio para el cambio verdadero, no surgió nada digno a considerar como una posición crítica. Es un partido únicamente de apariencia opositora, inflado por la propaganda.
De la cuarta transformación ni qué decir y como aliados del Verde, se plegaron vergonzosamente a las versiones de los comparecientes y se sumaron a los aplaudidores condescendientes al gobernador.
El partido guinda se rige por postulados como no mentir, no robar y no traicionar al pueblo, conceptos que no formaron parte de las preguntas a los secretarios. ¿O alguien preguntó si desde el gobierno se roban los recursos públicos con las obras de infraestructura?
El partido Nueva Alianza, Conciencia Popular y Redes Sociales Progresistas, nada más allá de una estridencia para disfrazar una crítica acartonadamente predecible.
De los partidos Verde y del Trabajo su actitud dócil y oficiosa era esperada, de eso no hay nada que decir, ni modo que criticaran a su jefe.
El Congreso del Estado carga con todo el peso de su desprestigio, eso ni duda cabe, aunque en el caso de las y los diputados de oposición, es mayor.
Toca el turno a los secretarios de Salud, Finanzas, Educación y Desarrollo Social y Regional. Ya saben que no hay problema, que es un protocolo insulso en el que podrán expresar lo que más les convenga.
El problema es de origen: confunden de manera convenenciera que se trata de un diálogo político y no de un acto informativo y de rendición de cuentas, producto de un análisis pormenorizado y reflexivo del informe.
Su glosa confirma que en San Luis Potosí no hay oposición capaz de ir a la denuncia de aquello que se está haciendo mal en perjuicio de la sociedad.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias NOTIMEX, La Jornada y Milenio.